UNA VERDADERA MARAVILLA
Ese año la primavera había llegado más hermosa que nunca, y los árboles, los prados y los jardines se cubrieron rápidamente de flores.
Eso le gustó mucho a los geniecillos, que ya estaban un tanto aburridos de la lluvia y del frío. Atrás quedaron los días oscuros del invierno, y se dispusieron a realizar sus tareas de todos los años: avisar a las abejas y a los pájaros que ya era primavera, invitar a los abejorros, enviar mensajes por el aire a los colibríes, en fin, a ... (ver texto completo)
Ese año la primavera había llegado más hermosa que nunca, y los árboles, los prados y los jardines se cubrieron rápidamente de flores.
Eso le gustó mucho a los geniecillos, que ya estaban un tanto aburridos de la lluvia y del frío. Atrás quedaron los días oscuros del invierno, y se dispusieron a realizar sus tareas de todos los años: avisar a las abejas y a los pájaros que ya era primavera, invitar a los abejorros, enviar mensajes por el aire a los colibríes, en fin, a ... (ver texto completo)
