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Buenos días foreros. as... ¡Feliz Viernes!
Buenas noches Antonia. felices sueños. un abrazo
En un rincón olvidado de Lagos, Nigeria, vivía un niño llamado Tunde. Tenía diez años, ojos enormes que parecían absorberlo todo, y un par de sandalias remendadas que apenas sostenían sus pasos. Cada mañana, mientras sus vecinos corrían al colegio con mochilas coloridas, él caminaba en dirección opuesta: al vertedero.
Allí buscaba papel, cartón, latas… cualquier cosa que su madre pudiera vender para poder cocinar algo caliente. Pero Tunde tenía una manía extraña. No buscaba solo basura útil. Buscaba ... (ver texto completo)
Las amigas verdaderas se critican a la cara, y se defienden a las espaldas.
Una de las más bellas cualidades de la verdadera amistad es entender y ser entendido.
Una respuesta honesta es una muestra de amistad verdadera.
Los amigos nunca se vuelve enemigos, si lo hacen, nunca fueron tus amigos.
Antonia buenas noches, que tengas buen descanso. un abrazo.
EL COFRE QUE NO SE LLENABA

En la aldea de Tsukihara vivía un comerciante llamado Noboru, famoso por su ambición. Había heredado una pequeña tienda de su padre, pero nunca estaba satisfecho. Cada año compraba más tierras, más mercancías, más animales de carga. Aun así, siempre murmuraba:
—No es suficiente.
Un día, escuchó que en el templo cercano el maestro Enso enseñaba cómo alcanzar la verdadera abundancia. Intrigado, subió la colina con paso altivo.
—Maestro —dijo inclinándose apenas—, he ... (ver texto completo)
Si tomas la vida como viene, no sólo estarás mejor, sino también serás más feliz.
Si la vida me pinta los días en blanco y negro, yo le sonrío a colores.
Aprende a cargar con lo que te gusta y con aquello que a ratos se hace difícil.
Así aprenderás a caminar..
Aprende a cargar con lo que te gusta
y con aquello que a ratos se hace difícil. Así aprenderás a caminar..
A menudo las palabras engañan, mientras que los silencios sólo cuentan verdades.
EL RÍO QUE NO SE DEJA ATRAPAR

En el pueblo de Minato, el río era a la vez bendición y amenaza. Sus aguas regaban los campos, pero cada primavera, cuando la nieve de las montañas se derretía, el cauce crecía con furia y destruía los cultivos cercanos.
Un año, tras una crecida especialmente fuerte, los aldeanos se reunieron en la plaza. Estaban cansados de perderlo todo. Un campesino llamado Riku golpeó la mesa y dijo:
— ¡Construyamos muros más altos! ¡Encadenemos al río para que no vuelva a salirse!
Muchos ... (ver texto completo)