Compramos energía a futuro

LOS BALCONES: Dicen que en la vejez uno descubre lo esencial. Yo...

Dicen que en la vejez uno descubre lo esencial. Yo lo confirmo.
A esta edad entendí que la vida no se mide en lo que logré, en los títulos, en los viajes, en las cosas que presumí alguna vez. No. La vida se mide en lo que supe disfrutar mientras el tiempo corría sin detenerse.
De qué sirve haber tenido mucho, si no hubo calma para saborearlo. De qué sirve correr tras metas, si se olvidó mirar el atardecer desde la ventana o escuchar cómo la lluvia golpea el techo en la madrugada.
Hoy lo tengo claro: la riqueza está en los instantes que parecían pequeños… en el café caliente compartido, en la mano que me sostuvo cuando creía no poder, en la carcajada que se escapa sin razón, en el abrazo que llega sin pedirlo.
La juventud me enseñó a correr. La vejez me enseñó a detenerme. Y en esa pausa descubrí que lo más grande estaba en lo sencillo, y que lo más verdadero no se acumula en estantes, sino en el corazón.
Hoy no quiero coleccionar más logros, quiero coleccionar paz. No quiero correr tras lo que falta, quiero agradecer lo que me sobra: el aire, la vida, la memoria de lo amado.
Porque al final, envejecer con dignidad es eso… reconocer que la vida nunca fue sobre tenerlo todo, sino sobre aprender a disfrutar lo que siempre estuvo ahí.