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Mejores mensajes de LOS BALCONES:
DON LINO, EL QUE SIEMPRE PERDÍA
(Cuento sobre dignidad silenciosa, sabiduría disimulada y el valor de no tener que ganar)
En cada feria del pueblo, don Lino participaba en todo.
En la lotería de jamones, perdía.
En el campeonato de dominó, quedaba fuera en la primera ronda.
En las carreras de sacos, caía antes de llegar a la mitad.
—Pobre hombre —decían algunos—. No gana nunca.
—Es como si le gustara perder —se reían otros.
Don Lino sonreía igual.
Aplaudía al que ganaba. ... (ver texto completo)
El campesino....
Fuma, bebe, sabe contar cuentos, huele mal, pelea, sostiene siete hijos o más, siembra frijol, papa, yuca, maíz, plátano, cacao y caña, ordeña 50 vacas desde las 4:00 de la mañana, sabe silbar, le habla a los perros y ellos le ladran a él, hay uno que lo sigue a todos lados, nunca se jubila, no tiene Seguro Social y no le ha hecho falta, no le afecta la altura, va sin protector solar, reconoce un aguacate maduro sin apretarlo, tiene una uña larga para pelar mandarinas, a ojo sabe ... (ver texto completo)
REFLEXION DE LA VIDA ????
Cómo dijo San Francisco de Asis.., "De aquí no te llevarás lo que tienes, solo lo que distes".
Cuando mueras, no te preocupes por tu cuerpo... tus parientes, harán lo que sea necesario de acuerdo a sus posibilidades.
Ellos te quitaran la ropa,
Te van a lavar
Te van a vestir
Te van a sacar de tu casa y te llevarán a tu nueva dirección.
Muchos vendrán a tu funeral a "despedirse". Algunos cancelarán compromisos y hasta faltarán al trabajo para ir a tu entierro.
Tus ... (ver texto completo)
EL POEMA MAS HERMOSO, DE MARIO BENEDETTI.
Aquí no hay viejos
Solo, nos llegó la tarde:
Una tarde cargada de experiencia
Experiencia para dar consejos.
Aquí no hay viejos
Solo nos llego la tarde.
Viejo es el mar y se agiganta.
Viejo es el sol y nos calienta.
Vieja es la luna y nos alumbra. ... (ver texto completo)
Cada día, la vida te brinda, sus mejores experiencias y vivencias... siempre gracias
Mi padre decía que no deberíamos sentir vergüenza de ser campesinos, de andar con la ropa andrajosa y oliendo a bueyes. De tener callos y cicatrices en las manos o mugre; mientras nuestro corazón sea limpio, lo demás es apariencia, lo demás es pantalla. Que no debemos sentir vergüenza de llorar mirando hacia el cielo, mucho menos de sentirnos tristes.
El iba arando y mi hermano y yo tras él, sembrando el grano. Unas veces iba cantando Gabino Barrera o Valentín de la Sierra, esas canciones de la ... (ver texto completo)
EL HOMBRE QUE BARRÍA LA CALLE… PARA SENTIR QUE AÚN ERA ÚTIL”
Don Eliseo tenía 84 años y ya no trabajaba.
Sus hijos insistían en que descansara, que viera televisión, que se quedara en casa.
Pero él no sabía vivir así.
Cada mañana, al amanecer, tomaba su escoba vieja y salía a barrer la calle.
Barría despacio, con cuidado.
No era solo polvo lo que quitaba… era tristeza, era tiempo detenido.
Cuando le preguntaban por qué lo hacía, respondía:
—Si no barro, me siento invisible. Si barro, al menos ... (ver texto completo)
Un niño llegó corriendo a casa con una carta en la mano. Se la dio a su mamá y le dijo:
—Mi maestro me pidió que te la entregara… solo a ti.
Ella la leyó en silencio. Tenía los ojos llenos de lágrimas, pero sonrió y le dijo:
—Tu maestro dice que eres un genio. Que en esa escuela no tienen los recursos ni los maestros adecuados para enseñarte. Que mejor te enseñe yo, en casa.
Y así lo hizo. Ella misma se encargó de educarlo con amor y paciencia.
Pasaron los años, su madre falleció, y ese niño ... (ver texto completo)
La tortuga y el arte de la resiliencia
En lo profundo de un bosque sereno, donde los árboles hablaban con el viento y el río entonaba canciones de esperanza, vivía una tortuga llamada Aro. No era la más rápida ni la más fuerte, y mucho menos la más admirada. Pero Aro tenía algo que pocos notaban: un corazón paciente y una voluntad inquebrantable.
Desde pequeña, Aro soñaba con llegar al Claro del Sol, un lugar sagrado del bosque donde, según las leyendas, la luz del amanecer curaba las heridas del ... (ver texto completo)
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La parte más difícil de tener un perro no es lo que muchos creen.
No es tener que levantarse temprano, aunque haga frío, aunque llueva, aunque tengas sueño o simplemente no tengas ganas. No es salir cada noche cuando todo lo que deseas es quedarte en el sofá. Tampoco es recoger pelos de cada rincón de la casa, ni de la ropa, ni aspirar tres veces por día sabiendo ... (ver texto completo)
Léelo antes de que sea demasiado tarde.
Un hombre tenía una esposa y una amante y no sabía a quién elegir.
Decidió ir a ver a un sabio para encontrar una respuesta a su problema.
Preguntó si debía quedarse con su esposa o con su amante. El sabio lo miró y tomó dos jarrones en sus manos: uno con una rosa y otro con un cactus y preguntó:
" ¿Qué harías si te dijera que elijas uno de estos dos jarrones?"
El hombre lo miró y respondió:
" ¡Obviamente elijo la rosa!"
El sabio sonrió:
“Fuiste imprudente ... (ver texto completo)
???? “Maestro, he leído muchos libros… pero ya olvidé la mayoría. ¿Entonces, para qué sirve leer?”
Esa fue la pregunta de un alumno curioso.
Y el maestro… no respondió.
Solo lo miró en silencio.
Pasaron unos días.
Estaban sentados junto a un río.
De pronto, el anciano le dijo:
— Tengo sed. Tráeme un poco de agua... pero usa ese colador viejo que ves ahí en el suelo.
El alumno lo miró desconcertado.
Era un pedido absurdo. ... (ver texto completo)
Hace cinco años que le envié esta carta a mi querido Alejandro Jodorowsky y abajo su respuesta.
Querido Maestro
Aunque hablamos a menudo por este lugar virtual, hoy siento la necesidad vital de darte una vez más las gracias. No sólo por tus enseñanzas en el tarot, por tus enseñanzas de psicomagia, por tus enseñanzas del árbol genealógico, si no darte las gracias por hacerme ver un poco cada día mi humanidad. Siento que tú me escuchas, me tienes en cuenta y siempre has sabido usar las palabras adecuadas ... (ver texto completo)
PARTE II/ El q rie último, rie mejor...
El patrón hizo lo que pudo. Ajustó las cuentas, vendió unas herramientas viejas, estiró el grano, cortó raciones. Pero aun así, no alcanzaba para todos. Así que una mañana, después de pensarlo mucho, tomó la decisión.
Ya no habría caballos solo para adornar.
Aquellos que nunca habían tocado un arado en su vida, los que solo sabían caminar bonitos para la foto, ahora tendrían que ensuciarse. Entre ellos, el caballo negro.
—“ ¿Nosotros? ¿Jalar sacos? ¿Arar ... (ver texto completo)
PARTE I /“El que ríe último… ríe mejor.” ????
Porque si alguna vez te burlaste del que trabaja callado, mejor escúchame bien…
Había un burro. Se llamaba Doroteo. ???? Viejo, flaco y con los huesos marcados.
A Doroteo lo pusieron a trabajar desde que apenas sabía caminar. Le amarraban sacos, herramientas, costales de papa, arados oxidados… lo que pesara. Si dolía, aguantaba. ???? Si pesaba, lo cargaba. Nunca dijo nada. Nunca se quejó.
Y mientras él se partía el lomo, los otros… los bonitos, los limpios, los que vivían bajo la sombra… se reían. ????
Pero nadie imaginaba que un día, todo eso… iba a cambiar. ????
Su patrón era de esos hombres duros, de manos callosas y mirada seria. ????‍???? Pero no era malo, no señor. Era de los que entienden el valor del trabajo, y aunque no hablaba mucho, cuidaba lo suyo. Con Doroteo tenía algo… una especie de respeto. ✨ Nunca le regalaba nada, pero tampoco lo maltrataba. A veces, antes de empezar la jornada, le daba una palmadita en el cuello y le decía bajito:
—“Tú sí sabes lo que es el trabajo, compadre.”
Y Doroteo movía la oreja, como diciendo “sí, patrón… aquí estoy”. ????
Todos los días era igual. El sol apenas asomaba ☀️, y Doroteo ya estaba jalando el arado, con la tierra pegada a las patas y el sudor bajándole por el cuello. ???? No se quejaba. Nunca. Era de esos que van derecho, aunque les duela todo.
Pero no todos en la granja eran como él.
El caballo negro, por ejemplo. Ese sí que era otra historia. Alto, elegante, con el pelo tan brillante que parecía que lo limpiaban con aceite. ⚫ No conocía el barro, ni sabía lo que era arrastrar algo más pesado que una cuerda. Lo sacaban solo para los paseos bonitos, para cuando venía gente de afuera. Puro adorno, puro show. ????
Y el caballo negro, cómo le gustaba burlarse.
—“Ahí va el esclavo de la tierra,” decía cuando Doroteo pasaba. “Siempre sucio, siempre cansado. ¿Será que ni sabe cómo se siente correr libre?”
Los demás caballos se reían también. Se creían mejores solo porque tenían las patas limpias. ????????????
Doroteo, como siempre, callado. Ni volteaba. No porque no escuchara, sino porque sabía que la vida no se trata de andar hablando… se trata de aguantar cuando nadie más quiere hacerlo. ????????
Pasaron los años, como pasa la lluvia en los techos viejos: cayendo sin pedir permiso. ????️ Y Doroteo ya no era el mismo. Las patas le temblaban, el lomo le dolía todo el tiempo, y a veces se le cerraban los ojos de puro cansancio mientras caminaba.
Pero igual salía. Igual jalaba.
Una tarde, el sol estaba que partía la tierra. ???? El patrón lo llevó a arar un terreno duro como piedra. Cada paso que daba Doroteo era como arrastrar una montaña. ????️ Y él seguía. Aunque resollaba fuerte, aunque ya casi no podía.
El caballo negro lo miraba desde la sombra, mascando un poco de pasto fresco. Se reía.
—“Un día de estos ese burro se va a desarmar en mitad del campo,” dijo.
Y bueno… pasó. ????
Doroteo jaló una vez más, y sus patas simplemente dijeron “hasta aquí”. Se le doblaron y cayó con todo, levantando una nube de polvo. ????️ El arado le quedó encima, y por un rato nadie se movió.
El patrón soltó lo que tenía y corrió. Se agachó, le quitó el peso de encima y le habló con un tono que no le conocíamos:
—“Ya, viejito… ya estuvo. Hiciste más de lo que cualquiera hubiera aguantado.”
No lo llevó de regreso al campo.
Desde ese día, Doroteo se quedó en un rincón del establo. Le pusieron paja limpia, agua fresca, una manta sobre el cuerpo. ????️???? El patrón pasaba a verlo todas las mañanas. Ya no le hablaba como a un animal, sino como a un viejo amigo.
Pero los caballos… los de siempre… no cambiaron.
—“Tanto trabajo para terminar ahí tirado como un trapo viejo.”
—“ ¿Y ahora qué? ¿Se cree rey solo porque le dieron una cama?”
Se burlaban más todavía. Más fuerte. Como si no soportaran verlo descansar. Como si su descanso fuera una ofensa a su comodidad.
Y Doroteo… ni una palabra. Solo miraba. Con esos ojos cansados, pero sabios, como diciendo:
“Ya vendrá el tiempo… ya vendrá.”
Y es que lo que los caballos no sabían, lo que ni ellos ni nadie podía ver, era que el campo estaba por cambiar. ???? El cielo ya no se veía igual. El viento soplaba más seco. La tierra no olía a vida… olía a polvo. ????️ Las lluvias no caían. El patrón no lo decía en voz alta, pero se le notaba en la cara: algo malo venía en camino.
Y los que nunca cargaron nada, pronto iban a saber lo que era el verdadero peso.
Doroteo lo sabía. Desde su rincón, desde su silencio, desde su cuerpo ya viejo… él lo sabía.
Porque los que han jalado el mundo, siempre saben cuándo se va a caer. ????????
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No pasó mucho tiempo después de que Doroteo dejó de trabajar cuando la sequía se vino encima con todo. ????
Primero, la tierra se agrietó como si se estuviera partiendo por dentro. Luego, el pasto empezó a desaparecer. Los cultivos se secaron antes de nacer. Los días eran largos, polvorientos, pesados. El cielo se volvió un techo seco que no soltaba ni una gota, y el aire venía caliente incluso por la noche. ????☀️
``` ... (ver texto completo)
???? El botijo: frescura de toda la vida
Durante años fue el mejor aliado en el campo. Agricultores, albañiles, pastores... todos confiaban en él. Nada de neveras ni botellas de plástico: para mantener el agua fresca bajo el sol, bastaba con un botijo.
Yo aún recuerdo ir a la fuente a llenarlo. El agua no solo aguantaba fresca, ¡parecía enfriarse aún más con el paso del tiempo!
Aunque lo asociamos con lo más típico de nuestra tierra, parece que su origen está mucho más lejos: en Mesopotamia. Aun ... (ver texto completo)