El abuelo nunca tuvo prisa.
Siempre decía: “La vida no es una carrera; es un
paseo — así que tómate tu tiempo y disfruta del
paisaje.”
De niño, nunca comprendí del todo lo que quería decir.
Corría por el
camino, persiguiendo todo — el éxito, la emoción, algo nuevo.
Pero el abuelo solo sonreía, con las manos detrás de la espalda, la mirada fija en el horizonte.
Se detenía a observar las nubes que pasaban lentamente.
Se arrodillaba para acariciar un perro callejero.
Se sentaba junto al
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