Estaba un cura diciendo la misa y justo en el momento de la consagración se presentó un niño que vendia huevos, y hasta pregonó ¡Que llevo huevos frescos del dia, también los llevo cocidos para gastar! claro el cura se enfadó cogio tal cabreo que dijo: saquen al niño de los huevos; y el niño le dijo, no, padre nó, saquenme mejor de las orejas!