Un placer pasar una mañana entre pastores, LIMONES

(5 de Septiembre de 2015)
Es un placer leer tus comentarios y vivencias, ¡pero que bien lo haces carajo! cosa que yo por lo menos te agradezco, recibe un afectuso saludo amigo.
No tendría más de ocho años, cuando mi padre me compro la primera cabra, fue mi primer juguete y pasaba horas con ella, nos hicimos amigos y venia conmigo como un perro, mi madre la soltaba, y venia a esperarme a la puerta de la escuela, hasta que salía, después compramos más y asi me hice, con media piara, mi vida se reducía a la escuela y a las cabras, mis amigos los pastores y mi enemigo, la falta de tiempo, para jugar como los demás niños, lo bueno de esa experiencia, las amistades que han perdurado,...
Para valorar, realmente la belleza y la paz del campo, antes tendrias que vivir muchos años en una ciudad. Yo entiendo que la juventud, prefiera marchar del pueblo. todos quisimos marchar y bien que nos hemos arrepentido, pero para valorar lo que tienes antes has perderlo y despues añorarlo. Como bien dices, comerte un cacho pan con chorizo, sentado en una piedra, mirando los olivos y escuchando a lo lejos el canto de la perdiz y un trago del botijo, para calmar la sed, solo faltaria un buen cigarro...
Totalmente de acuerdo, no sé si es mejor o peor, que estar en una playa, pero tener la suerte de estar un día al menos, alrededor de una buena piara de ovejas, con un buen paisaje de fondo, es una experiencia que no podrás olvidar nunca.
No voy a quitar la importancia que tiene el turismo de playa y de grandes ciudades, pero meterse en una playa llena a tope donde a veces no puedes ni nadar o en una ciudad masificada de turistas, los bares llenos, las terrazas a tope donde a veces tienes que esperar un gran rato para que te sirvan, o esperar horas en una cola a 40 grados para ver algún monumento, esto es penoso y que a veces puede llegar hasta el cabreo. Las cosas que al parecer pueden parecer de poca importancia también pueden hacernos...