Para escribirles directamente a tus tíos, se conservan bastante bien, aunque me consta que el golpe padecido el dolor a encanecido el pelo, pero sobre todo el Alma. Perdí al ser que más quiero, como ya decía anoche, mi herida está aún más abierta que aquel cinco de noviembre del ochenta y cuatro, y cada día más, en tan solo la primera
noche, cuando al
hospital nos fuimos, cuando aún podía hablarme, encanecí, aunque tuve fe de volverlo a ver de nuevo en nuestra
casa, de hecho, sin haberlo tratado,
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