Si bien esta evidencia no es, suficiente, se podría suponer que existió una semejanza entre la proporción de muertes en los monasterios y en la población. Este modelo coincide con el conocido comportamiento y las características de la forma neumónica de esta plaga. Había una considerable variación en la transmisión de la infección y. por lo tanto, de la mortalidad en Inglaterra y Europa. Los pueblos, abarrotados y cercados, sufrían un riesgo mayor. La densidad de la población y la facilidad de las comunicaciones ayudaban a propagar la enfermedad. En los populosos condados del este de Inglaterra,