Ya en el siglo XVII el viajero inglés Tomas Coyat cuenta lo generalizado que estaba el tenedor en Italia. En España encontramos referencias en el siglo XIV como un instrumento que usaban los maestros trinchadores, y el marqués de Villena, en un tratado de 1423 titulado Arte Cisoria, incluye un utensilio cuya descripción corresponde a un tenedor de tres puntas. El uso del tenedor se generalizó en España en el siglo XIX y en concreto fue Barcelona donde se creó la primera industria en la fabricación de estos indispensables, en la actualidad, utensilios.