Como ocurrió en otros pueblos, con el crecimiento rápido de San Francisco surgió la construcción de casas, la ley de la calle, la justicia vigilante, los precios hiper inflados, la degradación ambiental, y la miseria. Las condiciones del campo para los mineros eran mucho peores. Vivían en tiendas y trabajaban bajo todo tipo de climas, sufrían enfermedades sin tratamiento. Las provisiones eran caras y la comida escasa, consistían principalmente en cerdo, porotos, y whisky. Un fin de semana de diversión con una prostituta y mucha bebida podía costar cientos de dólares, sin incluir las apuestas perdidas que podían llegar a ser un mes o más de oro.