Los tiburones son un tipo de peces que abarca unas 350 especies distintas. Existen desde hace más de 450 millones de años, o sea, desde antes de los dinosaurios (y estos son anteriores al hombre). Se distinguen de los peces óseos en sus múltiples orificios branquiales (5 en la mayoría de las especies pero en algunas son 6 ó 7) y en la forma alargada de sus aletas pectorales, usadas como hidroplanos que hacen que el tiburón ascienda ya que de otro modo se hundiría pues no disponen de vejiga natatoria. Esto es fundamental en muchas especies que se alimentan en las capas superficiales de los océanos, lo cual les hace en ocasiones asomar por encima del agua su aleta dorsal. Hay tres tipos de reproducción entre los tiburones: ovíparos (ponen huevos), ovovivíparos (usan huevos pero éstos se desarrollan y eclosionan en el interior de la madre, naciendo ya de ella ejemplares totalmente desarrollados) y vivíparos (no ponen huevos y dentro de la madre se gestan de 2 a 4 crías). En algunos tiburones se da la oofagia, como en el tiburón toro (Carcharhinus leucas, que puede remontar ríos y tiene poblaciones en algunos lagos de Nicaragua), el tiburón topo (Isurus paucus), el pez zorro o el mako. La oofagia ocurre cuando algunos embriones se alimentan de huevos no fecundados y de otros embriones más débiles. Los tiburones son carnívoros, pero su alimento varía mucho entre distintas especies desde las que sólo se alimentan de plancton hasta especies que cazan focas, leones marinos y otros tiburones. Aunque no tanto como se piensa, algunas especies son peligrosas, como el marrajo (Isurus oxyrinchus) o el temible tiburón blanco (Carcharodon carcharias), que es ovovivíparo, oofago y alcanza un máximo de 7-8 metros.
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