LAS HUELLAS EN EL HIELO
En las tierras
heladas de Alaska, donde el silencio se oye más que el viento, una osa polar llamada Kaari caminaba con su cría sobre un
mar de hielo fragmentado. El pequeño se llamaba Anuk, y aunque apenas tenía tres meses, ya era curioso como una brisa que no sabe detenerse.
Kaari avanzaba lenta, con la sabiduría de quien ha cruzado mil veces el Ártico sin dejarse engañar por su belleza. Anuk, en cambio, saltaba, resbalaba, mordía la
nieve, y de vez en cuando, alzaba
... (ver texto completo)