Un hermano, que viajó sin billete y sin saber a dónde. Faltaban pocos dies para acabar el año, se nos adenlantó, seguramente para dejarnos el camino despedregado y más luminoso. Tu vida no fue fácil, pero sí, ejemplar. Allá donde residas, observarás con tus ojos azules, limpios y aturquesados, que el amor en el recuerdo, siempre será fuerte y vivo en toda su extensión y, jamás se apagará la llama de la antorcha, como símbolo, de que vives en mi recuerdo. A.R. Desde el Caño Jorge.