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???? El botijo: frescura de toda la vida
Durante años fue el mejor aliado en el campo. Agricultores, albañiles, pastores... todos confiaban en él. Nada de neveras ni botellas de plástico: para mantener el agua fresca bajo el sol, bastaba con un botijo.
Yo aún recuerdo ir a la fuente a llenarlo. El agua no solo aguantaba fresca, ¡parecía enfriarse aún más con el paso del tiempo!
Aunque lo asociamos con lo más típico de nuestra tierra, parece que su origen está mucho más lejos: en Mesopotamia. Aun ... (ver texto completo)
En la inmensidad de la sabana, un león poderoso y un colibrí diminuto compartían una amistad inesperada. Él era fuerte y silencioso; ella, ágil y llena de historias de lugares lejanos. Cada atardecer se encontraban, unidos por su cariño mutuo, ignorando las diferencias.
Hasta que un día, las palabras de otros sembraron dudas.
— ¿Por qué un león perdería el tiempo con un simple colibrí? —preguntaron.
Y esas palabras los alejaron.
El colibrí dejó de volar hacia el león, creyendo que no era suficiente. ... (ver texto completo)
¿Sabés qué es lo más duro de envejecer?
— ¿Qué?
— Que te volvés invisible. Mientras sos joven, todavía "sos alguien": lindo, gracioso, carismático, fuerte… o al menos, notorio. Pero después todo eso pasa. Y te convertís en “el viejito más” con la campera gastada, o “la señora” con boina y tapado viejo. Es como si ya no estuvieras. Sos transparente…
— Pero yo, ¿sabés? Me fijé en vos apenas entraste a la habitación...
Es una frase de una serie británica muy conocida. Y sí, es real.
Muchas veces, ... (ver texto completo)
buelo, ¿por qué a veces me siento lobo… y otras, burro?
El anciano sonrió con ternura.
—Porque ambos viven en tu interior, hijo. Y cada uno tiene su momento.
El lobo despierta cuando necesitas defender lo que amas.
Te da instinto, fuerza, coraje y lealtad.
Pero si lo dejas dominarse por la rabia… puede herir incluso a quienes quiere proteger.
El burro, en cambio, parece simple.
Lento, callado, subestimado…
Pero es paciente, resistente, sabio.
Camina sin prisa, pero nunca se rinde.
Carga el peso de los días… y sigue avanzando.
Hoy el mundo admira al lobo: al fuerte, al veloz, al feroz.
Y olvida al burro, que en silencio, construyó caminos, cruzó montañas y sostuvo civilizaciones.
Sin lobos, los bosques perderían su alma.
Sin burros, los pueblos jamás habrían llegado tan lejos.
La verdadera sabiduría está en reconocer a ambos.
Y aún más, en saber cuándo dejar que hable el lobo… y cuándo dejar que guíe el burro.
Moraleja:
No te avergüences si avanzas lento.
No te endioses si avanzas fuerte.
Ser humano es tener equilibrio… y elegir con el corazón quién debe guiarte en cada paso. ... (ver texto completo)
Amigos de verdad.
A pesar de sus diferencias, pasaban horas compartiendo historias.
El pez vivía en las profundidades, silencioso y reflexivo.
La gaviota volaba alto, ruidosa y llena de energía.
Pero eso nunca fue un problema…
Hasta que alguien lo hizo ver como un problema.
Un día, otra gaviota le dijo:
— ¿Por qué pierdes el tiempo con un pez?
—No puede volar contigo, ni comprender tu libertad…
La gaviota sabía que el pez no podía volar. ... (ver texto completo)
Un zorrito y un conejo se hicieron grandes amigos.
Cada día salían juntos a jugar, corrían entre los árboles.
Siempre estaban uno al lado del otro.
Un día, mientras jugaban como siempre, vieron algo que los asustó.
Un cazador apareció con un rifle.
Sin pensarlo, corrieron a esconderse entre los arbustos.
Mientras escapaban, se encontraron con una tortuga vieja y sabia.
El zorrito, con los ojos bien abiertos, preguntó:
— ¿Por qué ese hombre quiere hacernos daño?
La tortuga los miró con calma. ... (ver texto completo)
Albert Einstein tenía una extraña costumbre. Solía dormitar con una llave en la mano.
No es metáfora. Era literal.
Se sentaba en un sillón, con el brazo colgando, y sostenía una llave sobre una placa metálica en el suelo. Justo cuando comenzaba a quedarse dormido, su mano se relajaba. La llave caía. El sonido lo despertaba.
¿Por qué lo hacía?
Einstein había descubierto algo que hoy la neurociencia respalda: ese momento entre la vigilia y el sueño —la fase hipnagógica— es una mina de oro para ... (ver texto completo)
Un joven desesperado buscó a su abuelo y le dijo: Me siento como un burro... pero a veces también me siento como un lobo. No sé si soy un ganador o un perdedor.
El anciano sonrió y le respondió:
—Te sientes así porque dentro de cada persona viven ambos.
El lobo te recuerda quién eres cuando te atreves:
instinto, protección, coraje, lealtad.
Pero cuidado… si se deja llevar por la rabia, puede herir sin querer.
El burro, en cambio, parece débil, lento, incluso torpe…
pero es paciente, sabio, ... (ver texto completo)
Un día, un maestro entró a su clase y pidió silencio. Pero nadie le hizo caso.
Insistió una, dos, tres veces… hasta que por fin, logró que todos lo escucharan.
Y entonces, les dijo algo que nadie esperaba.
—Después de muchos años dando clases —comenzó—, me di cuenta de algo:
En cada grupo, solo el 5% de los alumnos hará una diferencia real en el futuro.
Ese pequeño grupo se convertirá en personas brillantes, profesionales que ayudan, que aportan, que cambian las cosas.
¿Y el otro 95%?
—Están solo de paso —dijo con sinceridad—. Vienen, aprueban, tal vez trabajan… pero no dejan huella. No destacan. No construyen algo grande.
Y no importa si son abogados, doctores, maestros o cualquier otra cosa…
Siempre se repite la misma proporción:
De cada 100 personas, solo 5 lo hacen diferente.
El maestro confesó que a veces le hubiera gustado saber desde el inicio quiénes son ese 5%…
Pero no se puede.
Solo el tiempo lo dice.
Aun así, prometió algo:
Seguir enseñando con todo su corazón, por esos pocos que sí escuchan, que sí aprenden, que sí despiertan.
Porque aunque solo un puñado marque la diferencia…
valen más que todo el ruido junto.
Moraleja:
No importa cuántos te escuchen… si lo que enseñas llega al corazón de unos pocos, ya sembraste algo que crecerá.
Porque a veces, solo hace falta un 5% comprometido… para cambiar el 100% del mundo. ... (ver texto completo)
CUANTA VERDAD EN ESTE ESCRITO
Cuando era niño, las clases comenzaban en Septiembre descansábamos en Semana Santa, Navidad y año Nuevo y el año Escolar terminaba en Junio. Había algo raro también, los maestros no se enfermaban, no recuerdo que los maestros faltaran dos días seguidos.
Si el maestro te regañaba, no te convenía decir nada en tu casa, porque seguro te volvían a regañar y de paso un castigo.
Ni la lluvia impedía faltar a la escuela, porque era como tu segunda casa, daban ganas de ir. ... (ver texto completo)
vas de esta casa. Y no quiero que regreses.
Eso fue todo lo que escuchó. No hubo discusión. No hubo gritos. Solo una frase seca… y una puerta cerrándose detrás. Su abuela, la misma que lo había criado desde niño, hoy lo echaba como si fuera un desconocido. El abuelo, al ver la escena, quedó paralizado.
— ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué lo echas así? ¡Es tu nieto! —reclamó con incredulidad.
Pero ella no dijo una palabra más. Se dio la vuelta y desapareció dentro de la casa, sin mirar atrás. Nadie ... (ver texto completo)
Nos llaman "Los Ancianos".
Nacimos en los 40, 50 y 60.
Crecimos en los 50, 60 y 70.
Estudiamos en los años 60, 70 y 80
Salimos en los 70, 80 y 90.
Nos casamos y descubrimos el mundo en los 70, 80 y 90.
Nos aventuramos en los 80 y 90.
Nos instalamos en los 2000
Nos hicimos más sabios en 2010.
Y estamos firmes en 2020 y más allá.
Resulta que vivimos OCHO décadas diferentes...
DOS siglos diferentes...
DOS milenios diferentes...
Hemos pasado de teléfono a teléfono a llamadas de larga distancia a videollamadas en cualquier parte del mundo.
Pasamos de diapositivas a YouTube, discos de vinilo a música en línea, cartas escritas a mano al correo electrónico y WhatsApp.
Desde partidos de radio en vivo hasta televisión negra y televisión blanca, televisión en color y luego a TV 3D HD.
Fui al alquiler y ahora veo Netflix.
Conocemos las primeras computadoras, tarjetas perforadas, discos y ahora tenemos gigabytes y megabytes en nuestros smartphones.
Llevamos pantalones cortos toda la infancia y luego pantalones largos, Oxfords, pantalones de campana, trajes y jeans azules.
Evitamos la parálisis infantil, meningitis, polio, tuberculosis, gripe porcina y ahora COVID-19.
Solíamos andar en monopatines, triciclos, bicicletas, motocicletas, coches de gas o diesel y ahora montamos híbridos o eléctricos.
Sí, hemos pasado por mucho pero ¡qué vida tan increíble hemos tenido!
Podrían describirnos como "exgenerales", personas que nacieron en ese mundo de los 50, 60 y 70 que tuvieron una infancia análoga y adultez digital.
¡Hemos sido una especie de "lo hemos visto todo"!
Nuestra generación literalmente ha vivido y presenciado más que cualquier otra en todas las dimensiones de la vida.
Esta es nuestra generación que literalmente se ha adaptado al "CAMBIO. "
Un gran aplauso a todos los miembros de una generación muy especial, que será ÚNICA! ... (ver texto completo)
Siempre odié a mi padre porque era mecánico de motocicletas, y no médico o abogado como los padres de mis amigos.
La vergüenza me ardía en el pecho cada vez que llegaba a mi escuela secundaria en aquella vieja Harley, con su chaleco de cuero manchado de aceite y su barba gris alborotada por el viento.
Ni siquiera lo llamaba "papá" frente a mis amigos — para mí era "Frank", una distancia deliberada que yo había creado entre nosotros.
La última vez que lo vi con vida, me negué a abrazarlo. Era mi ... (ver texto completo)
Un hombre estaba sentado en la acera, encorvado, con las manos escondiendo su rostro y los hombros cubiertos por una manta sucia. Era un mendigo. Nadie sabía su nombre, solo lo llamaban "viejo Silas". La mayoría pasaba por él como si fuera parte del paisaje.
Pero en aquella mañana fría, una hermosa mujer se detuvo frente a él. Vestía un vestido ajustado que abrazaba su silueta con elegancia. Los tacones altos de la misma color resonaban con firmeza a cada paso. Los cabellos largos bailaban con el ... (ver texto completo)
POR QUÉ LOS LIBROS PROLONGAN LA VIDA

No hace mucho tiempo me entretenía imaginándome a aquellos progenitores nuestros que hablaban de sus esclavos adiestrados en trazar caracteres cuneiformes como si fuesen modernos computers. Me entretenía, pero no bromeaba. Cuando hoy leemos artículos preocupados por el porvenir de la inteligencia humana frente a nuevas máquinas que se aprestan a sustituir nuestra memoria, advertimos un aire de familia.
Quien entiende algo del tema reconoce pronto el pasaje ... (ver texto completo)