Que lindo has escrito amigo. Efectivamente las nubes intentaron aguarnos el pitarra pero nos defendimos valientemente y conseguimos la victoria. Pudimos saborearlo con unos chorizos de los de antes y alguna morcilla cocida de lustre. Que buena y como aumenté el LDL, consiguiendo un infarto de placer gracias a Don Camilo de Fuente Obejuna. El obstáculo ahora es como bajarlo. No importa morir en el intento ante tan buenos manjares. Las perrunas, los pestiños.... Pero que tierra, como desprendía ese olor tan peculiar, los chaparros cantando de contentos y nosotros tan frescos saltando los charcos. Me acordé. de aquel pan que nuestra vecina nos hacía caliente que con el aceite acompañaba a tan buen jamón de la matanzas de entonces curados en los palos del Doblao y ahumado por buenas candelas de encina. Juan español.