Ahora que estamos tan agustito. Efectivamente voy hablar de lo agustito que se está en los campos de Valsequillo. Desde lo alto se puede ver el pueblo en el silencio de un amanecer, los primeros madrugadores van a sus trabajo mientras que las mujeres van a comprar el pan, algunas hablan entre ellas y empiezan los primeros cafés en los bares de la plaza del pueblo. Algún tractor parado frente al bar para subir hacer el trabajo del día. Buenos días tenga vd. Como siguen sus padres..... Pequeños comentarios de cosas, unos saludos y ese tractor a su faena. Sube unas cuestas y se cruza con un pastor y dos perros bien enseñados que llevan las ovejas que van marcando el camino como con miedo de no saber volver si acaso perdiesen sus guías fieles que las conducen. Una vez llegado a la parcela, lo primero es mirar el pueblo, cosa que no se hace durante el camino para sentir mejor lo impresionante de su vista. La torre de su iglesia destacando y si hay suerte y es domingo el sonido de sus campanas se oirá esa misma mañana. La tierra es herida con los arados desprendiendo un sonido peculiar y empieza a tomar forma armoniosa quedando perfectamente definida mientras que la persona que lo hace siente eso que solo se siente cuando el trabajo está bien hecho. Orgullo para el de fuera y rutina para el. Nota, así lo veo yo con estos ojitos que Dios me dio. El libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene y yo te digo contento hasta el año que viene.