Habló Rajoy para decir una obviedad que en boca de un protopresidente con mayoría absoluta suena a titular de portada: “Lo que viene es difícil”. Es muy difícil ciertamente porque responde al viejo adagio de “la letra con sangre entra”. Tras una década de recomendaciones y buenas palabras la convergencia europea, mejor dicho, la convergencia de Europa con Alemania en el euro va a llegar por decreto con letra de la cancellera Merkel y música del presidente Sarkozy. Afortunadamente, la presencia de Rajoy en La Moncloa garantiza que éste va a ser un empeño del “país” y no solo del Gobierno como dijo ayer el líder del PP. Y garantiza también que el “cazalla party” no lo considere una afrenta a la dignidad española sino el remedio a los males de Zapatero, el pobre, que fue quien inició la dura ascensión a la salvación de la moneda única.
En estas circunstancias, la patata caliente la tiene Rubalcaba. El dilema entre poner palos a las ruedas de Europa en la cara de Rajoy o pasar un par de legislaturas en la oposición como le pasó a Fraga cuando tuvo que bendecir la entrada en la OTAN y en la UE no es fácil de dirimir. Ya se vio la primera muestra el viernes cuando el último alfil de Rubalcaba, la vicepresidenta Salgado, puso en jaque a todo el zapaterismo a propósito del reglamento de la ley Sinde. Era un regalo demasiado preciado para Rajoy. Pero el rídículo fue mayúsculo. El único consuelo que le queda a Rubalcaba es que si Duran se lanza al monte con la excusa del pacto fiscal, Rajoy va a quedar solo a la suerte de ‘Merkozy’. SALUDOS. poplas
En estas circunstancias, la patata caliente la tiene Rubalcaba. El dilema entre poner palos a las ruedas de Europa en la cara de Rajoy o pasar un par de legislaturas en la oposición como le pasó a Fraga cuando tuvo que bendecir la entrada en la OTAN y en la UE no es fácil de dirimir. Ya se vio la primera muestra el viernes cuando el último alfil de Rubalcaba, la vicepresidenta Salgado, puso en jaque a todo el zapaterismo a propósito del reglamento de la ley Sinde. Era un regalo demasiado preciado para Rajoy. Pero el rídículo fue mayúsculo. El único consuelo que le queda a Rubalcaba es que si Duran se lanza al monte con la excusa del pacto fiscal, Rajoy va a quedar solo a la suerte de ‘Merkozy’. SALUDOS. poplas