Cuando uno sacrifica casi todo por la educación de los demás, siempre queda una satisfacción interior que nadie te puede arrebatar. Ese es mi sentimiento. ¿Aguantar un poco más?... Cuando te pasas un curso, y otro, y otro, esperando que algo cambie para mejor y vas viendo que la apatía se va adueñando del 60%, del 70%, del 90% del territorio; piensas y empiezas a dudar: ¿Caeré yo también en ese pozo del "laissez faire"? ¿Estaré ya, a mis años, en fuera de juego? ¿Habrá acabado un ciclo? Luego, llega la despedida y te das cuenta de que los que te conocen, te conocen bien. Los que te respetan, te respetan bien. Los que te ignoran, te miran de reojo y prefieren callar. Haces el balance final y llegas a la conclusión de que ha merecido la pena. Ahí queda la labor y ahí quedan los hechos: eso es lo que vale. Reitero mi agradecimiento. Os llevo en mi corazón. Saludos Carlos de la Haza.