La memoria es tan selectiva que sabe quedarse con aquello que necesita para sobrevivir y desechar lo triste y doloroso que le pueda martirizar, que consigue que la vida, aún sufrida, se haga al menos lo suficientemente soportable.
En esa memoria nuestra, selectiva y benévola, como una isla en nuestra infancia, naufraga Zagra, el paraíso perdido. (Se ama siempre lo perdido. También se le canta). Y aquí estamos todos, en este punto de encuentro, reclamando cada uno su parcela de paraíso, su sueño ... (ver texto completo)
En esa memoria nuestra, selectiva y benévola, como una isla en nuestra infancia, naufraga Zagra, el paraíso perdido. (Se ama siempre lo perdido. También se le canta). Y aquí estamos todos, en este punto de encuentro, reclamando cada uno su parcela de paraíso, su sueño ... (ver texto completo)