En un pueblo de los alrededores, habia la costumbre de que cuando se pedia la mano de la novia, el novio tiraba una garrota en medio de la casa y si no la cogia nadie, podias pasar y coger la garrota y eras aceptado pero, si la cogia el padre de la niña, podias salir corriendo la calle abajo porque la usaba contra él.