Riñó un gitano de veras
con otro buen arrapiezo,
y cuando ya en el pescuezo
le ponía las tijeras,
se presentó un guardia
que, al tiempo de sujetarle:
- ¿Ibas -le dijo- a matarle?
-Iba a esquilarle, señor.
con otro buen arrapiezo,
y cuando ya en el pescuezo
le ponía las tijeras,
se presentó un guardia
que, al tiempo de sujetarle:
- ¿Ibas -le dijo- a matarle?
-Iba a esquilarle, señor.