1 PARTE: HISTORIA DE SANTOS FRANCO SANCHEZ Sumariamente expuesto el ambiente hogareño del que brotó su formación cristiana, voy a tratar de presentar su fisonomía personal.
Nació el día 6 de julio de 1942, en Hinojosa del Duque (Córdoba) Era un niño normal en su complexión física y moral, con la adecuada madurez de su edad: equilibrado en sus juegos, sin apasionamientos, se destacaba en poner paz en los alborotos y atropellos de los más traviesos que en pandillas de chiquillos se amontonaban todas las tardes en la que era mi calle, la "Plazuela" de los "Caños Verdes". En aquellos carros famosos de transportar cal, propiedad de D. Pedro Torrico, les servían de peligrosos trampolines y trapecios en donde se suscitaban verdaderas guerrillas. De esto nos informaba Dña. Mercedes
Cerro, nuestra vecina, que desde la ventana de su taller de costura presenciaba todas las tardes las ruidosas escenas. Decía: "Santos es el ángel de paz; interviene en los disturbios para defender a los débiles y poner orden".
En la intimidad familiar también sabía actuar con delicadeza, imponiendo quietud en las inevitables desavenencias que se suscitaban en la numerosa hermandad infantil. No obstante sabía exponer con entereza sus disculpas y exigía, cuando era menester, sus derechos personales. Era obediente y se le encargaba de hacer los clásicos recados pese a sus frecuentes y justísimas protestas de que ese trabajo era propio de niñas. Resumiendo puedo decir que su natural bondadoso y caritativo prevalecía sobre sus debilidades y defectos naturales, propios de un niño, aprendiz de hombre.
Nació el día 6 de julio de 1942, en Hinojosa del Duque (Córdoba) Era un niño normal en su complexión física y moral, con la adecuada madurez de su edad: equilibrado en sus juegos, sin apasionamientos, se destacaba en poner paz en los alborotos y atropellos de los más traviesos que en pandillas de chiquillos se amontonaban todas las tardes en la que era mi calle, la "Plazuela" de los "Caños Verdes". En aquellos carros famosos de transportar cal, propiedad de D. Pedro Torrico, les servían de peligrosos trampolines y trapecios en donde se suscitaban verdaderas guerrillas. De esto nos informaba Dña. Mercedes
Cerro, nuestra vecina, que desde la ventana de su taller de costura presenciaba todas las tardes las ruidosas escenas. Decía: "Santos es el ángel de paz; interviene en los disturbios para defender a los débiles y poner orden".
En la intimidad familiar también sabía actuar con delicadeza, imponiendo quietud en las inevitables desavenencias que se suscitaban en la numerosa hermandad infantil. No obstante sabía exponer con entereza sus disculpas y exigía, cuando era menester, sus derechos personales. Era obediente y se le encargaba de hacer los clásicos recados pese a sus frecuentes y justísimas protestas de que ese trabajo era propio de niñas. Resumiendo puedo decir que su natural bondadoso y caritativo prevalecía sobre sus debilidades y defectos naturales, propios de un niño, aprendiz de hombre.