Oti yo también recuerdo las rifas de San Antonio que se hacian en los patios del convento. Aquello era toda una fiesta, se rifaban borregos, carneros, jamones, conejos, gallinas y hasta garrotas enormes de caramelo. Yo era muy chica pero recuerdo un año que ví salir a un hombre muy alto, muy alto, con un carnero enorme sobre los hombros, le había tocado en la rifa. Aquel hombre y su carnero me parecieron gigantescos y se me quedó grabada la imagen para siempre, ¡claro es que yo era tan chiquinina, que cualquier cosa era grandísima a mi lado!