Os voy a contar un caso verídico que le sucedió a mi vecina Jacinta un día que fué al médico acompañada de su marido Mariano. Pués bién ambos dos son un poquillo cortos de luces y toda las cosas las cuestionan y discuten hasta que las ven totalmente claras.
La dolencia de la Jacinta era un tremendo extreñimiento que le causaba gran malestar, por eso el doctor le receta una caja de supositorios laxantes y ella se queda extrañada y con la boca abierta, al salir de la consulta le pregunta a Mariano.
Oye, Mariano, ¿que es un supositorio?
Pues la verdad es que no lo se.
¿Y entonces como los voy a usar?
Pués no sé. Mira, lo mejor es que entremos otra vez y se lo
preguntemos al medico, que debe saberlo.
No, hombre, no, que se va a enfadar.
Que se va a enfadar! Anda, mujer, no seas tímida.
Total, que vuelven a entrar y la mujer le pregunta al medico:
Esto... ¿nos podría decir como se usan los supositorios?
Si, claro. Tiene que sacarlos del envoltorio, con un poco de
cuidado para que no se rompan, y metérselos por el culo.
¿Ves, Mariano? Ya te dije que se iba a cabrear
La dolencia de la Jacinta era un tremendo extreñimiento que le causaba gran malestar, por eso el doctor le receta una caja de supositorios laxantes y ella se queda extrañada y con la boca abierta, al salir de la consulta le pregunta a Mariano.
Oye, Mariano, ¿que es un supositorio?
Pues la verdad es que no lo se.
¿Y entonces como los voy a usar?
Pués no sé. Mira, lo mejor es que entremos otra vez y se lo
preguntemos al medico, que debe saberlo.
No, hombre, no, que se va a enfadar.
Que se va a enfadar! Anda, mujer, no seas tímida.
Total, que vuelven a entrar y la mujer le pregunta al medico:
Esto... ¿nos podría decir como se usan los supositorios?
Si, claro. Tiene que sacarlos del envoltorio, con un poco de
cuidado para que no se rompan, y metérselos por el culo.
¿Ves, Mariano? Ya te dije que se iba a cabrear