" ¡Oh, necesaria, deliciosa y detractada
siesta! Sabios horarios de provincia, que cierran las
puertas de los
comercios y los talleres; que nos zambullen en un
agua de silencio rayado de chicharras, entornando también la
puerta del día hasta que llega la tarde, dulce y fresca como
sandía recién sacada del
pozo, con una boca gruesa y jugosa, abierta en carcajada.