Un gorrión que va volando tranquilamente por la
carretera, y en esto
pasa una
moto muy veloz a su lado y le da un golpe con el casco antes
de que el pobre ave pueda rechazarlo.
El motorista, al notar el golpetazo en su cabeza, se de la vuelta y
tras ver que el gorrión aún respira se compadece y lo lleva a su
casa.
Lo mete en una jaula aún inconsciente y le coloca un poco de
agua y un
poquito de
pan. El buen samaritano se marcha a trabajar y lo deja
allí dormido y a buen recaudo.
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