casa de las campanas, bien de interés cultural, CORDOBA
CASA DE LAS CAMPANAS,
BIEN DE INTERÉS CULTURAL.
La casa de las Campanas, denominada también casa de las Siete Revueltas, por estar situada en la calle del mismo nombre del barrio de San Pedro en Córdoba, es uno de los pocos ejemplos de casa mudéjar, de estilo granadino, que se conservan en la ciudad.
Del siglo XIV, puede afirmarse que se trata de una construcción vinculada al período hispanomusulmán influenciada por el arte nazarí. Su edificación vino de la mano del patronazgo de los Páez de Castillejo y está documentado que estuvo habitada por africanos. El nombre de "casa de las campanas" le viene debido a que posteriormente se convirtió en una pequeña fábrica de campanas.
En 1860 el duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, vende la casa a Rafael Gómez Jurado y más tarde, en 1868, el edificio es comprado por el arquitecto Amadeo Rodríguez con el objetivo de instalar un molino harinero. Finalmente, en 1980 adquiere el edificio la asociación «Amigos de los Patios Cordobeses», cuya titularidad se mantiene actualmente, realizando en ella pequeñas obras. Compagina su uso como vivienda colectiva con la programación de actividades culturales.
BIEN DE INTERÉS CULTURAL.
La casa de las Campanas, denominada también casa de las Siete Revueltas, por estar situada en la calle del mismo nombre del barrio de San Pedro en Córdoba, es uno de los pocos ejemplos de casa mudéjar, de estilo granadino, que se conservan en la ciudad.
Del siglo XIV, puede afirmarse que se trata de una construcción vinculada al período hispanomusulmán influenciada por el arte nazarí. Su edificación vino de la mano del patronazgo de los Páez de Castillejo y está documentado que estuvo habitada por africanos. El nombre de "casa de las campanas" le viene debido a que posteriormente se convirtió en una pequeña fábrica de campanas.
En 1860 el duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, vende la casa a Rafael Gómez Jurado y más tarde, en 1868, el edificio es comprado por el arquitecto Amadeo Rodríguez con el objetivo de instalar un molino harinero. Finalmente, en 1980 adquiere el edificio la asociación «Amigos de los Patios Cordobeses», cuya titularidad se mantiene actualmente, realizando en ella pequeñas obras. Compagina su uso como vivienda colectiva con la programación de actividades culturales.