Mitra sacrificando al
toro, hecho en mármol, siglo II.
De origen persa, este dios se incorporó al panteón del imperio
romano tardío. En el contexto romano, el culto a Mitra se desarrolló como una religión mistérica, y se organizaba en sociedades secretas, exclusivamente masculinas, de carácter esotérico e iniciático. Gozó de especial popularidad en ambientes
militares. Obligaba a la honestidad, pureza y coraje entre sus adeptos.