Manuela, mi pregunta era porque he recordado un hecho que me ocurrió en la plaza de toros de Valencia. Daba un mitin Isidoro y llegó un señor nonagenario a última hora, como no tenía sitio para sentarse le hice un hueco a mi lado, no paraba de llorar y al ver mi extrañeza decidió contarme su historia, era, más o menos, como la de tu tío y me dijo que el poder asistir a un mitin de su partido le resarcía en gran manera de tantas calamidades como había pasado,