Tras la restauración dirigida en el año 1.964 por Pons Sonella, la iglesia adquiere su aspecto actual una vez eliminadas del exterior las edificaciones adosadas que impedían la vista de su ábsidegótico poligonal; y del interior, toda una serie de retablos añadidos sin valor artístico alguno. Con ello, ahora la iglesia se presenta sobria y austera, con la sola belleza de su magnífica arquitectura.