No deberíamos exagerar con el tema de la laicidad.¿Quién puede cambiar de un plumazo tantas tradiciones arraigadas en el pueblo? Por otra parte, hay mucho de superficialidad en algunos a la hora de defender las tradiciones religiosas. Vivimos en una sociedad en la que el mensaje de Jesús brilla por su ausencia, porque es algo más que procesiones, romerías y clases de religión. Estaría dispuesto a vivir en una socidad laicista en la que las comunidades cristianas fueran real ejemplo de fraternidad, justicia y solidaridad. A los laicistas le digo que hay problemas más importantes que el de la presencia pública de la religión: el paro, el trabajo precario la emigración- inmigración, la violencia de todo tipo tipo, el hambre la situación medioambiental de la Tierra... En estaa tareas debemos colaborar todos, creyentes, agnósticos y ateos, evitando el fundamentalismo, ya sea religioso o laico- que también lo hay. El espectador.