Lo que sí recuerdo Don Leocadio en el entorno del cerro de Los Lobos en su parte más cercana a la Cala del Carnaje son las canteras de “basalto” para hacer los adoquines que se dice fueron explotadas desde tiempos remotos por fenicios, griegos, romanos y árabes. Las que más he pateado son las del Cerrico Romero, en su ladera cercana al Playazo donde aún se pueden observar adoquines abandonados en la misma cantera donde fueron labrados en su día (de dimensiones normales 25cmx14cmx14cm).
Hay un trabajo muy interesante realizado por el doctor en geología Don Francisco Hernández Ortiz sobre las canteras de adoquines en Rodalquilar en la primera mitad del siglo XX. Una vez que eran elaborados los adoquines en la misma cantera, se bajaban desde la ladera de los cerros hasta el nivel del mar, mediante bestias al principio y en los últimos años de existencia de las canteras mediante cables aéreos.
En el suelo se pueden apreciar restos de las fijaciones metálicas que existían en la llegada del cable aéreo del cerro Romero. En el caso del cerro Romero, el cable aéreo para el transporte de los adoquines, iba desde la cantera situada a medía ladera, hasta la zona conocida como los Caletones del Playazo, al embarcadero artificial excavado en la roca que todavía podemos disfrutar y donde se puede apreciar incluso el detalle de un noray. Una vez los adoquines estaban junto al embarcadero, se cargaban en barcas y se llevaban a los barcos mercantes que estaban esperando a ser cargados en aguas más profundas y que eran los que llevaban los adoquines a sus lugares de destino y distribución. En el caso del Cerro de Los Lobos, el cable aéreo iba desde la cantera situada en la parte alta de la ladera, hasta la cala del Carnaje. En esta cala existía un embarcadero artificial de hierro y madera, justo en el centro de la ensenada. En este embarcadero, atracaban las barcas para cargar los adoquines y llevarlos a los mercantes que esperaban a distancia de la costa. En una de las canteras del Cerro de los Lobos, en una pequeña explanada todavía de aspecto negruzco se puede apreciar la bancada dónde se fijaba la infraestructura del inicio del cable. Próximo a ella también se observan los restos de la infraestructura de dos edificios uno de planta cuadrada de unos 25 metros cuadrados y otro de planta rectangular de unos 50 metros cuadrados. En la bajada se pueden observar restos de la carga que perdió, en su día, uno de los contenedores con adoquines que transportaba el cable aéreo desde las canteras hasta el embarcadero de la cala del Carnaje.
Recuerdo a mi padre decir que mi abuelo estuvo empeñado en esta actividad y que tuvieron mucha importancia en el reinado de Alfonso XIII especialmente en la Dictadura de Primo de Rivera ante el gran desarrollo de las obras públicas en esta época. Adoquines de estas canteras acabaron en la pavimentación de calles, calzadas y carreteras en ciudades como Almería, Madrid, Valencia y en las escolleras de los puertos de Almería y Motril.
Las canteras estuvieron en explotación con una actividad irregular en función de la demanda desde principios de siglo hasta los años finales de la década de los años 40, cuando cesaron definitivamente sus trabajos, más que por agotamiento de los yacimientos por el propio mercado minero al aparecer materiales alternativos a los adoquines. Estos son los datos que aporta el citado autor: entre 1915 y 1916, fueron varias personas las que explotaron las canteras de adoquines; entre 1920 y 1924, Antonio González Egea fue quien las explota; desde 1925 a 1941 no existen datos oficiales sobre su producción, lo que hace pensar que las canteras estuvieron paradas ó que su actividad fue discontinua. Conservo manuscrito de mi abuelo sobre embargo de los adoquines de Don Ramón Rodríguez Navarro de Cartagena que tiene en el Carnaje y en el Bergantín en septiembre de 1930, sacados a subasta y que debieron pasar a propiedad de D. Gontrán Dompé un señor de Valencia propietario de algunas de estas canteras y que algún tiempo residió en Los Escullos. Aparecen también datos de canteras paradas el primer trimestre de 1928 y el primero de 1929 para excluirlas del impuesto de Repartimiento General de Utilidades de Don Ramón Rodríguez Navarro. En 1942 vuelven a aparecer datos sobre la actividad de las canteras "La Torre" y "El Romeral", que entonces están explotadas por la Sociedad de Pavimentos Warrenite-Bitulithie y produjeron ese año 726 metros cúbicos con un valor de 45.012 pesetas. Entre 1942 y 1947 se arrancan gran cantidad de adoquines, pero en 1948 y ante la bajada en la demanda del producto, las canteras cierran sus actividades. Durante esta época de 1942-47, ocuparon el segundo lugar en importancia de las canteras explotadas en la provincia de Almería, después de las canteras de mármol de Macael.
Las herramientas que se utilizaban en el laboreo de las andesitas sufrían un gran desgaste y deterioro debido a la dureza de estas rocas necesitando de constante mantenimiento. Entonces se llevaban a arreglar a la fragua de la cortijada de La Ermita situada a medio camino entre ambas zonas de cantera. En el año 1920, los adoquines eran embarcados con destino al puerto de Almería, donde eran pagados a 10´50 pesetas el metro cúbico y posteriormente redistribuidos a otros lugares. En 1924 cuando el material era para uso en escolleras, el metro cúbico de material se pagaba a 6 pesetas en cantera.
Por último el autor citado comenta que además de en las cercanías de Rodalquilar, existieron otras dos zonas de canteras de adoquines en la Sierra del Cabo de Gata y que fueron explotadas de una manera similar a como se hizo con las de los alrededores del pueblo de Rodalquilar. La primera de estas zonas, estaba situada en los alrededores del pueblo de San José donde se pueden apreciar junto al pueblo de Los Escullos, en las laderas del cerro de Los Frailes, las marcas dejadas por las canteras en su superficie.
La segunda de estas zonas, estaba situada cercana al limite norte de la Sierra del Cabo de Gata, en las cercanías del pueblo de Agua Amarga.
Conservo manuscrito de mi abuelo sobre una cantera de adoquines en el Cerro de Las Negras (donde la roca presenta el estado de la precaldera andesita frente a los adoquines de la andesita piroxénica de las canteras del entorno de Rodalquilar) en el que mi abuelo le avisa al señor Don Gontrán Dompé de una deuda "del último recibo del mes de abril por importe de 150 pesetas de la cuota de arrendamiento mensual por esta cantera" en terrenos propiedad de Dª Mª Hernández Carmona. Hay otro manuscrito de mi abuelo con Don Gontrán Dompé cuando en mayo de 1930 le traspasó el arrendamiento de una cantera “ La Encantada” (desconozco su ubicación) y tratan de que se han extraído 40000 adoquines y mi abuelo le reclama el pago de los que se han retirado "sobre 33000 significándole que el Sr. Don Federico Soria tenía indicado un céntimo por pieza”. En otro manuscrito se habla del precio de “un céntimo por taco”.
En la misma época de la actividad minera de las minas de plomo, plata y oro de este paraíso se realiza esta actividad de los adoquines que parece haber pasado desapercibida pero todavía hay testimonios de ello.
Hay un trabajo muy interesante realizado por el doctor en geología Don Francisco Hernández Ortiz sobre las canteras de adoquines en Rodalquilar en la primera mitad del siglo XX. Una vez que eran elaborados los adoquines en la misma cantera, se bajaban desde la ladera de los cerros hasta el nivel del mar, mediante bestias al principio y en los últimos años de existencia de las canteras mediante cables aéreos.
En el suelo se pueden apreciar restos de las fijaciones metálicas que existían en la llegada del cable aéreo del cerro Romero. En el caso del cerro Romero, el cable aéreo para el transporte de los adoquines, iba desde la cantera situada a medía ladera, hasta la zona conocida como los Caletones del Playazo, al embarcadero artificial excavado en la roca que todavía podemos disfrutar y donde se puede apreciar incluso el detalle de un noray. Una vez los adoquines estaban junto al embarcadero, se cargaban en barcas y se llevaban a los barcos mercantes que estaban esperando a ser cargados en aguas más profundas y que eran los que llevaban los adoquines a sus lugares de destino y distribución. En el caso del Cerro de Los Lobos, el cable aéreo iba desde la cantera situada en la parte alta de la ladera, hasta la cala del Carnaje. En esta cala existía un embarcadero artificial de hierro y madera, justo en el centro de la ensenada. En este embarcadero, atracaban las barcas para cargar los adoquines y llevarlos a los mercantes que esperaban a distancia de la costa. En una de las canteras del Cerro de los Lobos, en una pequeña explanada todavía de aspecto negruzco se puede apreciar la bancada dónde se fijaba la infraestructura del inicio del cable. Próximo a ella también se observan los restos de la infraestructura de dos edificios uno de planta cuadrada de unos 25 metros cuadrados y otro de planta rectangular de unos 50 metros cuadrados. En la bajada se pueden observar restos de la carga que perdió, en su día, uno de los contenedores con adoquines que transportaba el cable aéreo desde las canteras hasta el embarcadero de la cala del Carnaje.
Recuerdo a mi padre decir que mi abuelo estuvo empeñado en esta actividad y que tuvieron mucha importancia en el reinado de Alfonso XIII especialmente en la Dictadura de Primo de Rivera ante el gran desarrollo de las obras públicas en esta época. Adoquines de estas canteras acabaron en la pavimentación de calles, calzadas y carreteras en ciudades como Almería, Madrid, Valencia y en las escolleras de los puertos de Almería y Motril.
Las canteras estuvieron en explotación con una actividad irregular en función de la demanda desde principios de siglo hasta los años finales de la década de los años 40, cuando cesaron definitivamente sus trabajos, más que por agotamiento de los yacimientos por el propio mercado minero al aparecer materiales alternativos a los adoquines. Estos son los datos que aporta el citado autor: entre 1915 y 1916, fueron varias personas las que explotaron las canteras de adoquines; entre 1920 y 1924, Antonio González Egea fue quien las explota; desde 1925 a 1941 no existen datos oficiales sobre su producción, lo que hace pensar que las canteras estuvieron paradas ó que su actividad fue discontinua. Conservo manuscrito de mi abuelo sobre embargo de los adoquines de Don Ramón Rodríguez Navarro de Cartagena que tiene en el Carnaje y en el Bergantín en septiembre de 1930, sacados a subasta y que debieron pasar a propiedad de D. Gontrán Dompé un señor de Valencia propietario de algunas de estas canteras y que algún tiempo residió en Los Escullos. Aparecen también datos de canteras paradas el primer trimestre de 1928 y el primero de 1929 para excluirlas del impuesto de Repartimiento General de Utilidades de Don Ramón Rodríguez Navarro. En 1942 vuelven a aparecer datos sobre la actividad de las canteras "La Torre" y "El Romeral", que entonces están explotadas por la Sociedad de Pavimentos Warrenite-Bitulithie y produjeron ese año 726 metros cúbicos con un valor de 45.012 pesetas. Entre 1942 y 1947 se arrancan gran cantidad de adoquines, pero en 1948 y ante la bajada en la demanda del producto, las canteras cierran sus actividades. Durante esta época de 1942-47, ocuparon el segundo lugar en importancia de las canteras explotadas en la provincia de Almería, después de las canteras de mármol de Macael.
Las herramientas que se utilizaban en el laboreo de las andesitas sufrían un gran desgaste y deterioro debido a la dureza de estas rocas necesitando de constante mantenimiento. Entonces se llevaban a arreglar a la fragua de la cortijada de La Ermita situada a medio camino entre ambas zonas de cantera. En el año 1920, los adoquines eran embarcados con destino al puerto de Almería, donde eran pagados a 10´50 pesetas el metro cúbico y posteriormente redistribuidos a otros lugares. En 1924 cuando el material era para uso en escolleras, el metro cúbico de material se pagaba a 6 pesetas en cantera.
Por último el autor citado comenta que además de en las cercanías de Rodalquilar, existieron otras dos zonas de canteras de adoquines en la Sierra del Cabo de Gata y que fueron explotadas de una manera similar a como se hizo con las de los alrededores del pueblo de Rodalquilar. La primera de estas zonas, estaba situada en los alrededores del pueblo de San José donde se pueden apreciar junto al pueblo de Los Escullos, en las laderas del cerro de Los Frailes, las marcas dejadas por las canteras en su superficie.
La segunda de estas zonas, estaba situada cercana al limite norte de la Sierra del Cabo de Gata, en las cercanías del pueblo de Agua Amarga.
Conservo manuscrito de mi abuelo sobre una cantera de adoquines en el Cerro de Las Negras (donde la roca presenta el estado de la precaldera andesita frente a los adoquines de la andesita piroxénica de las canteras del entorno de Rodalquilar) en el que mi abuelo le avisa al señor Don Gontrán Dompé de una deuda "del último recibo del mes de abril por importe de 150 pesetas de la cuota de arrendamiento mensual por esta cantera" en terrenos propiedad de Dª Mª Hernández Carmona. Hay otro manuscrito de mi abuelo con Don Gontrán Dompé cuando en mayo de 1930 le traspasó el arrendamiento de una cantera “ La Encantada” (desconozco su ubicación) y tratan de que se han extraído 40000 adoquines y mi abuelo le reclama el pago de los que se han retirado "sobre 33000 significándole que el Sr. Don Federico Soria tenía indicado un céntimo por pieza”. En otro manuscrito se habla del precio de “un céntimo por taco”.
En la misma época de la actividad minera de las minas de plomo, plata y oro de este paraíso se realiza esta actividad de los adoquines que parece haber pasado desapercibida pero todavía hay testimonios de ello.