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RODALQUILAR: Para el último mensaje de don Leocadio decirle que...

Para el último mensaje de don Leocadio decirle que yo puedo aportar lo que me permitan mis fuentes pero desde luego, usted y don Ramón, y todos los que se prestan con su dilatada experiencia y su amor sincero a esta tierra, siempre nos enseñan.
Para los amantes de la lectura que hayan leído a nuestra paisana Dª Carmen les describiré apoyándome en el autor don Domingo Pliego Vega uno de mis recorridos de entrenamientos de carrera por estos lugares, el de la Cuesta de las Carihuelas, el camino viejo de Rodalquilar, (el sendero de Colombine), aunque lo cierto es que este como tantos otros los he descubierto dejándome llevar corriendo por este paraíso. “Eran estos, con algunos arrieros y mercaderes ambulantes, que se arriesgaban a bajar con borriquillos las difíciles cuestas de las Carihuelas o de Las Piedras, los únicos seres extraños que periódicamente hacían su aparición en el valle. Se pasaban los años sin que a la puerta de un cortijo llegase una cara nueva” extraído de su novela corta “Venganza”.
En aquellos años, durante el último tercio del siglo XIX, no existían las carreteras que conocemos hoy día y el camino de salida del valle de Rodalquilar hacia las vecinas localidades de Níjar o de Almería discurría por la cuesta de las Carihuelas, en las proximidades del cortijo del Estanquillo, desembocando en el valle del Hornillo, y se dirigía hacia Almería por los Albaricoques. Subiendo desde las proximidades de Rodalquilar por la rambla del Granadillo, aún quedan restos del viejo camino de herradura, así como una gran cantidad de higueras, escarihuelas o carigüelas donde antaño se encontraba el Cortijo de la Carihuela. Comenzaré en Las Negras desde la casa donde vivía “Marcelo el del pescao”. Don Ramón yo todavía lo recuerdo cuando era pequeño en el año 73, cuando el hombre ya estaba perdiendo la vista y lo cuidaban sus hermanas Luisa y María. Mis tías echaban muchos ratos con esta familia recordando viejas historias del cortijo de Rodalquilar. Partiremos por donde se localizaba la antigua rambla de Las Negras aunque hoy está todo urbanizado. La abandonaremos cruzando el camino asfaltado del camping del Cuervo bordeando lo que en su día fueron los Cortijos de Jurado y subiremos por unas barranqueras hasta coger una senda que discurre paralela a la carretera ALP-208. Continuaremos hasta el collado donde se separan el Cerro La Molatilla y el Cerro del Aire. Entonces iremos por carretera hasta el cruce de Rodalquilar y continuaremos por la derecha dirección Fernán Pérez hasta coger un carril a unos 200 metros por la izquierda. A nuestra derecha las Hortichuelas Bajas. Hoy en día senda paisajística y antaño antigua carretera temida por su estrechez y el peligro de tropezarte con algún coche máxime si éste era el correo. Entonces ya habías hecho el viaje. Subiremos bordeando gran parte del trayecto el Cerro de la Hortichuela observando a nuestra derecha las Hortichuelas Altas. Llegaremos así a un collado donde tomaremos por la izquierda para coger un carril que nos conducirá en bajada a una vaguada de abundante vegetación, sobre todo higueras silvestres, pasando primero por unas ruinas situadas sobre un promontorio. Poco más abajo las ruinas del cortijo La Escarihuela. Estas ruinas, y las higueras, están en la confluencia de dos vaguadas y a unos 150 metros nos encontraremos las ruinas del cortijo del Granadillo. Solo quedan restos de muros. La otra vaguada que hay a nuestra derecha constituiría en dirección contraria la continuación de la Cuesta de las Carihuelas que nos conducirá hasta el Cortijo del Fraile (pero esto es otra excursión que recomiendo hacer en dirección contraria desde el cortijo).
Desde las Carihuelas, continuamos por el fondo del barranco. El camino se estrecha y pasa por encima del reborde de unos antiguos bancales. Luego el camino se ensancha de nuevo por una ladera cubierta de matorral. Bajamos entonces por la derecha de la Rambla del Granadillo. Cuando se va abriendo la vaguada los cerrillos de la derecha pierden altitud y
llegamos a la salida del barranco. Si seguimos por el S. E., separándonos de la rambla, que queda cada vez más lejos a nuestra izquierda, alcanzaremos en un kilómetro la carretera que va de Rodalquilar a las Negras.
Pero si tomamos otro camino hacia la derecha, que va hacia el Cortijo de Juan Arias, podemos bien continuar por la rambla de las Yeguas a nuestra izquierda si queremos meterle al cuerpo el 4x4, o bien tranquilamente recto llegaremos en solo 500 metros a las proximidades del impresionante depósito de restos arcillosos y roca molida, que se depositan en un pequeño vallecito, producidos durante la época de mayor explotación de las minas de Rodalquilar. Todo parece una especie de mar de lava rojiza petrificada. Enseguida vemos las casas de Rodalquilar al otro lado de este mar arcilloso.
El camino bordea la masa de residuos por la derecha, acabando al pie de las instalaciones abandonadas de las minas, junto a las enormes cubas cilíndricas de lavado. Solo queda bajar por la calle de acceso, para entrar en el pueblo insigne de estos entornos: Rodalquilar. La vuelta a Las Negras en recompensa y como siempre por El Playazo.
Recorrido de distancia media que recomiendo hacer bien hidratado y con autoavituallamiento en marcha.
Antes de terminar me acuerdo del último mensaje de don Ramón y llega a mis manos un manuscrito de mi abuelo sobre las Minas de Rodalquilar de 15 de julio de 1931, con una relación de los empleados de dirección y administración de las minas: aparece “Don Joaquín Mula Bermúdez” como capataz y junto a él el Ingeniero Director, dos Tenedores de libros y tres empleados de oficinas.

Saludos desde Marbella- ESPAÑA a todos los amantes de estas tierras que animáis con vuestro corazón este foro.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
PARTE I
Ahora que se acerca la Semana Santa me gustaría repasar la historia y recordar un hecho triste que marcó un antes y un después en nuestro paraíso. Desconozco si Don Leocadio ya habría nacido o quizás le faltarían unos meses, en la trágica noche de Martes Santo 12 de abril de 1927, cuando un huracán sin respetar vidas ni haciendas tronchó la vida de varios pescadores en las playas de Níjar, sumiendo en la ruina y triste orfandad a sus familias. Me he apoyado como siempre en manuscritos de ... (ver texto completo)