Mensajes de OTERICO (León) enviados por Miguel Angel:

A Felipe IV

¡Oh tú, temprano sol que en el oriente
de tus primeros años has nacido
coronado de luz resplandeciente,

salve! Y en tanto que a tu grato oído
de mi voz, por cantarte, los acentos
labios son de metal contra el olvido,

con presagios de ilustres vencimientos
escucha el fin que a tu principio encierra,
rendidos a tus pies los elementos.

La tierra te consagra el que a la tierra
sujetó, cuando, próvida en su celo,
los líquidos tesoros desencierra,

y, lloviendo al revés, salpicó el cielo,
desangrando a Neptuno en rica fuente
por venas de cristal sangre de hielo.

El mar te rinde aquel cuyo tridente
tantas veces venció su orgullo fiero,
segunda vez a límite obediente,

aquel del mar Neptuno verdadero,
que en varias partes no se distinguía
cuándo segundo fue, cuándo primero.

Del dulce viento la región vacía
favorable te ofrece aquella ave
que en éxtasis de amor vientos bebía.

Ave amorosa, pues, que con süave
pluma llegó hasta el sol, en su sosiego
volando dulce y suspendiendo grave.

El fuego te asegura el que del fuego
nombre tomó, y el luminoso espacio
arrebatado vio, turbado y ciego.

Vive, ¡oh Felipe! en celestial palacio,
pues a tu admiración el cielo atento,
la tierra te da Isidro, el fuego Ignacio,
Francisco el mar, cuando Teresa el viento. ... (ver texto completo)
REDONDILLAS

Redondillas al hábito de Fray Pedro de Padilla

Hoy el famoso Padilla
con las muestras de su celo
causa contento en el cielo
y en la tierra maravilla,

porque, llevado del cebo ... (ver texto completo)
PARTE SEGUNDA

No dirge except the hollow sea's
Mourns o'er the beauty of the Cyclades.
BYRON, "Don Juan," Canto 4. LXXII

Está la noche serena
De luceros coronada,
Terso el azul de los cielos
Como trasparente gasa. ... (ver texto completo)
José de Espronceda

PARTE PRIMERA

Sus fueros, sus bríos; sus premáticas,
su voluntad.
Quijote, Parte Primera

Era más de media noche,
Antiguas historias cuentan, ... (ver texto completo)
A CUERNAVACA!

A Cuernavaca voy, dulce retiro,
cuando, por veleidad o desaliento,
cedo al afán de interrumpir el cuento
y dar a mi relato algún respiro.

A Cuernavaca voy, que sólo aspiro
a disfrutar sus auras un momento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
beata soledad, quietud que aplaca
o mansa compañía sin hartura.

Tibieza vegetal donde se hamaca
el ser en filosófica mesura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca!

II

No sé si con mi ánimo lo inspiro
o si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿a qué me lo pregunto, a qué deliro?
Básteme ya saber, dulce retiro
que solazas mis sienes con tu aliento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.

El sosiego y la luz el alma apura
como vino cordial; trina la urraca
y el laurel. de los pájaros murmura;

Vuela una nube; un astro se destaca,
y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A Cuernavaca voy, a Cuernavaca! ... (ver texto completo)
José de Espronceda

El Diablo Mundo

CORO DE DEMONIOS

Boguemos, boguemos,
la barca empujad,
que rompa las nubes,
que rompa las nieblas, ... (ver texto completo)
A SARA

A J. DE J. Núñez y Domínguez

A mi paso y al azar te desprendiste
como el fruto más profano
que pudiera concederme la benévola
actitud de este verano.

(Blonda Sara, uva en sazón: mi apego franco ... (ver texto completo)
EL TROVADOR.
I
De un elevado castillo
que Arlanza orgulloso baña,
un trovador elegante
en la puente se paraba.
En el rastrillo golpea
con el pomo de una daga,
y en los góticos salones
ronco el eco se propaga. ... (ver texto completo)
INMACULADA

I
Dime coplas, musa mía.
¿Me las niegas por vulgares?
¿Me reprendes la osadía
de que en coplas populares
quiera cantar a María?

¿Murmuras avergonzada
porque en la ruda tonada
de esta mortal criatura
no cabe la gran figura
de María Inmaculada?

¡Bien lo sé yo, musa mía!
El gran himno de María
no lo rima ni lo canta
miel de humana poesía
ni voz de humana garganta.

Ni tú, porque eres tan ruda
que vives con la desnuda
Naturaleza en amores,
amante, extática y muda
de encinas, piedras y flores,

ni esotra sutil y grave
musa de rica realeza
que dicen que tanto sabe,
daréis jamás con la clave
del himno de la pureza.

Ese gran himno bendito
ya está en los cielos escrito
por Dios con cifras de estrellas...
¿Qué no sabrán decir ellas,
letras de un libro infinito?

Pero escucha, musa mía:
la música reverente
del poema de María
es la total armonía
del Universo viviente,

y todo lo que es cantar,
y todo lo que es bullir,
entero se le ha de dar,
porque cantar es amar,
porque agitarse es sentir.

Y yo, corazón de arcilla,
que adoro tanta grandeza,
le debo mi tonadilla...
Negársela por sencilla
fuera negar mi pobreza.

II

Yo he cantado cosas puras:
radiosas noches serenas,
empapadas de dulzuras.
de castos silencios llenas
y henchidas de hondas ternuras.

Hele rimado cantares
al candor de las palomas
de mis blancos palomares
y a la miel de los aromas
de mis ricos tomillares.

He cantado la blancura
de la azucena sencilla,
la purísima tersura
de la nieve de la altura,
que es la nieve sin mancilla.

He cantado la pureza
de las fuentes naturales,
la gentil delicadeza
que en los blancos recentales
expresó Naturaleza:

la sonrisa matutina
de los días abrileños,
la disuelta purpurina
con que tiñen la colina
los crepúsculos risueños;

los arrullos guturales
y los ósculos caídos
en las caras celestiales
de los niñitos dormidos
en los brazos maternales...

Cosas puras he cantado,
cosas puras he sentido,
y con ellas embriagado,
como un niño me he dormido,
como un ángel he soñado...

Mas ni en mis noches divinas
con estrellas diamantinas,
ni en mis caseras palomas,
ni en la miel de los aromas
de mis natales colinas,

ni en las puras azucenas,
ni en las fuentes de la umbría,
ni en las auroras serenas,
ni en las dulces tardes llenas
de profunda melodía,

ni en los besos ideales,
ni en las mieles musicales
de las madres cuando cantan,
ni en las risas celestiales
de los niños que amamantan,

encontró la musa mía
pobre símbolo siquiera
que con miel de poesía
interpretarme pudiera
la pureza de María...

III

¿Qué nombre darte, hechicero?
Nada me dice el grosero
decir del humano idioma,
ni cuando dice paloma
ni cuando dice lucero.

¿Cómo bosquejar tu alteza
con pobre imagen oscura
que ofrezca Naturaleza,
si no hizo Dios criatura
gemela tuya en pureza?

Fuente de aguas celestiales,
crisol de amores humanos
que tus ojos virginales
depuran de los livianos
sedimentos mundanales;

sol del más dichoso día,
vaso de Dios, puro y fiel;
¡por Ti pasó Dios, María!
¡Cuán pura el Señor te haría
para hacerte digna de Él!

Manantial de los consuelos,
plenitud de los anhelos,
luz que toda luz encierra,
embeleso de los cielos,
alegría de la tierra...

¿Qué más decirse podría
en tu alabanza y loor,
después de decir que un día
fuiste sin mancha, ¡oh María!,
la Madre del Redentor?

Corazón que ante tu planta
no adore grandeza tanta,
¡muerto o podrido ha de estar!
Garganta que no te canta,
¡muda debiera quedar!

IV

Musa mía campesina,
que vives enamorada
de la fuente y de la encina,
de la luz de la alborada,
de la paz de la colina,

del vivir de mis pastores,
del vibrar de sus sentires,
del pudor de sus amores,
del vigor de sus decires
y el callar de sus dolores...

¿No me has dicho, musa mía,
que te placen cosas bellas?
¡Pues viértete en armonía,
que es centro de todas ellas
la belleza de María!

¿No me dices, cuando cantas
el candor y la humildad,
que te placen cosas santas?
Pues María es, entre tantas,
la más grande santidad.

¿No tienes para la alteza
de cosas puras tonada?
¡Pues la esencia, la riqueza,
el sol de toda pureza
es María Inmaculada!

¡Rima y canta musa adusta!
¡Canta el misterio insondable
cuya grandeza te asusta!...
¡La divina Madre Augusta
con los pobres es amable!

Yo la he visto sonriente
escuchando el balbuciente
decir de rudos cantares
que ante míseros altares
le rimaba ruda gente...

Gente de sano vivir
que al sentirla Inmaculada,
le cantaba su sentir.
¡El del alma enamorada
es el más bello decir!

¡Madre mía! ¡Madre mía!
¡Que beba mi poesía
pureza de tu pureza!
¡Que aprenda a tomar belleza
de tu belleza María!

¡Que suba tu amor ardiente
del corazón del creyente
a la mente del poeta,
y oirás el himno ferviente
que el gran misterio interpreta!

¡Que el mundo pura te adore!
¡Que te cante y que te implore!
¡Que tú le mires amante
cuando rece, cuando llore,
cuando bregue, cuando cante!

Y que a una voz concertada
diga ante tanta grandeza
la Humanidad prosternada:
¡Gloria a Dios en la pureza
de María Inmaculada! ... (ver texto completo)
EL CANTO DE LA MIEL

La miel es la palabra de Cristo,
el oro derretido de su amor.
El más allá del néctar,
la momia de la luz del paraíso.

La colmena es una estrella casta,
pozo de ámbar que alimenta el ritmo
de las abejas. Seno de los campos ... (ver texto completo)
DOS PAISAJES

I

Dos paisajes: el uno soñado
y el otro vivido.
¡Cuán amarga, sin sueños, me fuera
la vida que vivo!
.............................
... (ver texto completo)
A NARCISO SERRA
l

Es el signo fatal del que algo vale;
quien de las medianías sobresale,
el genio egregio, mientras vive, lidia
con los ruines mosquitos de la envidia,
con todo el que de vulgo nunca sale:
no hay quien no le rebaje o se le iguale,
y aun todo el que no es algo, por desidia,
en vez de trabajar, crecer, seguirle
y alcanzarle, se goza en zaherirle,
del mundo por la tumba hasta que sale.
Entonces elegías, epitafios,
de luto nacional muestras ruidosas,
lápidas, monumentos, cenotafios,
estatuas coronadas de oro y rosas:
todo lo que ya es inútil al difunto
y a su nación de vanagloria asunto.
¿Por qué no confesarlo, aunque nos pese?
Esa es la sociedad, el mundo es ese.

II

Así Serra vivió, y en su tristeza,
viéndole agonizar le abandonamos:
no por ruindad, ni envidia, ni vileza;
por esta dejadez y esta torpeza
que con la leche del país mamamos;
porque éste es el país de la nobleza.
Somos raza entusiasta y generosa,
mas vence al entusiasmo la pereza;
no estalla, si a estallar no se le acosa;
nuestro alegre país no se apercibe
de que se muere nadie mientras vive:
y mientras vive el genio, nadie inquiere
si vive bien, o si viviendo muere.

III

Serra vivió de nuestra tierra al uso:
yo, su memoria al bendecir, me acuso
de no haberme atrevido en esta vida
a sondar la alma grande que Dios puso
en una carne por el mal roída:
yo no le conocí; yo en tierra extraña
le admiré y le aplaudí lejos de España.
Su polvo al conducir al cementerio,
no le puede decir lo que hoy le digo,
por no turbar la calma y el misterio
del sagrado lugar que le da abrigo,
y por no aparentar que me exhibía
otra vez en lugar del que moría.

IV

Duerme en la tumba en paz, Serra festivo:
Dios todo lo equilibra y lo compensa:
el mundo olvida a quien inciensa vivo:
¡feliz aquel a quien difunto inciensa!
Prueba evidente de que en vida vale
el que, de ella la salir, al mundo sale.
Ardió del genio creador la llama
viva en ti: de tu espíritu el imperio,
unida a aquél con deleznable trama,
dominó hasta su fin la materia;
nutrida en larga enfermedad tu fama,
volará de hemsiferio en hemisferio,
pue hoy por genio tu país te aclama.
Pero por genio al aceptarte en serio,
te abandonamos ¡ay!, viva laceria,
a vivir en la sombra y la miseria,
para llevarte en triunfo al cementerio.
Tal fin en existencias semejantes
de tiempo inmemorial nadie aquí extraña:
así mueren los genios en España;
así murió Colón, así Cervantes.
¿Por qué? Sin duda porque Dios lo quiere:
nadie es grande en España hasta que muere.

V

Poeta, ¡duerma en paz tu polvo inerte!
Aunque tu patria te esquivó, te amaba;
podrías, si te alzaras, convercerte:
tu gloria empieza do tu vida acaba.
Yo en tierra extraña, con la nuestra en guerra,
te admiré y te aplaudí sin conocerte;
y hoy, más viejo que tú, me cabe en suerte
llorar sobre la tumba que te encierra.
Duerme en paz, y a mirar no te levantes
qué estela dejas tras de ti en tu tierra:
fueron tu vida y muerte las de Serra,
pero es tu porvenir el de Cervantes. ... (ver texto completo)
La Poesía

Llegas, silenciosa, secreta,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas. contra invisibles huestes.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.

Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente,
abres mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca. ... (ver texto completo)
4

Seis veces ha dado mayo
tributo en flores al sol,
que desea ver el fruto
de su esperanza, mi amor,
sin que anime este cuidado
una hora de posesión
en tanto tiempo, mi dicha
y vuestro largo favor. ... (ver texto completo)
3

Cuando la mulata noche
con sus higas de azabache,
sale a estrellarse con todos
lleno el rostro de lunares;

cuando brujas y lechuzas
a lustras tinieblas salen,
a chupar lámparas, unas, ... (ver texto completo)
2

A las niñas de Alcorcón
le cantaba Paracuellos,
mientras se juntan al bayle
debaxo el olmo, estos versos:

Fuérame yo por la puente,
que lo es, sin encantamiento,
en diziembre, de Madrid, ... (ver texto completo)
ROMANCE DEL INFANTE VENGADOR

Helo, helo por do viene el infante vengador,
caballero a la jineta en un caballo corredor,
su manto revuelto al brazo, demudada la color,
y en la su mano derecha un venablo cortador;
con la punta del venablo sacarían un arador,
siete veces fue templado en la sangre de un dragón
y otras tantas afilado porque cortase mejor,
el hierro fue hecho en Francia, y el asta en Aragón. ... (ver texto completo)
LA FLOR DEL ESPINO

I

El padre es un tosco
labriego fornido,
áspero y velludo
gigante broncíneo.
¡La madre, una hembra
con hombrunos bríos, ... (ver texto completo)
Poemas de novelas

POESÍAS EXTRAÍDAS DE VARIAS DE SUS NOVELAS

de "La ilustre fregona"

¿Quién de amor venturas halla?
El que calla.
¿Quién triunfa de su aspereza?
La firmeza.
¿Quién da alcance a su alegría?
La porfía.
De ese modo, bien podría
esperar dichosa palma
si en esta empresa mi alma
calla, está firme y porfía.

¿Con quién se sustenta amor?
Con favor.
¿Y con qué mengua su furia?
Con la injuria.
¿Antes con desdenes crece?
Desfallece.
Claro en esto se parece
que mi amor será inmortal,
pues la causa de mi mal
ni injuria ni favorece.

Quien desespera, ¿qué espera?
Muerte entera.
Pues, ¿qué muerte el mal remedia?
La que es media.
Luego, ¿bien será morir?
Mejor sufrir.
Porque se suele decir,
y esta verdad se reciba,
que tras la tormenta esquiva
suele la calma venir.

¿Descubriré mi pasión?
En ocasión.
¿Y si jamás se me da?
Sí hará.
Llegará la muerte en tanto.
Llegue a tanto
tu limpia fe y esperanza,
que, en sabiéndolo Costanza,
convierta en risa tu llanto. ... (ver texto completo)
A S. M. EL REY

Señor: No soy un juglar;
soy un sincero cantor
del castellano solar.
Canto el alma popular;
no tengo nombre, señor.

Por eso, porque un oscuro,
porque un sincero es quien canta
y no un cortesano impuro,
oiréis el de mi garganta
canto llano, pobre y duro.

Más placerá a vuestro oído
el débil trinar sentido
del pájaro del erial
que el resonante graznido
del hueco pavo real.

Señor: si en ese sagrado
solar de español sentir
han ante vos ocultado
con luz de vivir dorado
sombras de negro vivir,

mintió la vieja embustera
que llaman cortesanía...
¡Mejor a su rey sirviera
si, en bien de la Patria mía,
verdad a su rey dijera!

No sé con reyes hablar;
mas, bien podréis perdonar
que yo platique con vos
tal como en son de rezar
platico de esto con Dios.

Estáme la fe enseñando
y estáme el amor diciendo
que todo se toma blando
a nuestro Dios invocando
y a nuestro rey requiriendo.

Que Dios corona a los reyes
para que a mundos mejores
lleven innúmeras greyes,
mejor que atadas con leyes,
sueltas en cursos de amores.

Señor: en tierras hermanas
de estas tierras castellanas,
no viven vida de humanos
nuestros míseros hermanos
de las montañas jurdanas.

Señor: no oigáis las canciones
de las doradas sirenas,
que solo cantan ficciones...
¡Los más grandes corazones
son los que arrostran más penas!

Dolor de cuantos los vieren,
mentís de los que mintieren,
aquí los parias están...
De hambre del alma se mueren,
se mueren de hambre de pan.

Hasta este monte eminente
donde rimo mis cantares
sube famélica gente
que mis modestos manjares
devora violentamente...

Tanta pena he contemplado
que unas veces he llorado
con llanto de compasión,
y otras mi voz han velado
gemidos de indignación.

Porque infama la negrura
de la siniestra figura
de hombres que hundidos están
en un sopor de incultura
con fiebre de hambre de pan.

Limosna de un rey cristiano
es manantial soberano
de grande consolación...
Mas nunca llega la mano
donde llega el corazón.

La Patria es madre amorosa
que hace milagros de amores...
¡Tienda una mano piadosa
que disipe los horrores
de esta visión afrentosa!

Señor: no soy un juglar.
Yo nunca rimo un cantar
si no me lo pide amor.
La Patria me hizo vibrar...
¡Patria sois también, señor! ... (ver texto completo)
EN EL ALBUM

DE S. A. LA INFANTA DOÑA ISABEL

En vuestro álbum escribir
me ordena Vos un sér
de quién me ordenó vivir
Dios cautivo hasta morir
por amor y por deber.
Mas dignaos advertir
que para haceros servir
no era tanto menester,
pues me honrais Vos con querer
lo que a mi me honra cumplir.

Su sola presentación
por sólo ser de quién es,
da a este álbum pasa y razón;
y pues prez da y galardón
él donde va, venga pues;
yo sé que mi obligación
es poner mi corazón
y mi pluma a vuestros pies;
y lo están... sin interés,
sin plazo y sin condición.

Más de este álbum ¡ay de mi!
Hay que miniar el papel
con una gota turquí
de la sangre de una hurí
recogida en un clavel,
y tomando por pincel
el pico de un colibrí,
que no iba más que miel;
en vuestro álbum, Isabel,
no se escribe más que así.

Quisiera así escribir yo:
pero así, ¿cómo y con qué?
La que por Vos me le dió
en mis manos le dejó
me dijo "escribe " y se fue¨.
Le he de escribir, ¿cómo no?
Mas, señora, os juro a fe,
que desde que a mi llegó
no sé lo que me pasó
que lo que es de mi no sé.

Le miro y vuelvo a mirar,
le hojeó y vuelvo a hojear;
una hoja de la otra en pos
me detengo a contemplar;
una busco en que firmar
y se me pasa entre dos.
¡Ay! Vuestro álbum es el mar
en donde me arroja Dios
mi pensamiento a buscar...
y yo no hablo más que a Vos.

Busco una idea a través
del ondulaje en que van
y vienen, como una mies
sobre quien los vientos dan,
las mias; pero mi afán
perdido e inútil es:
mis pensamientos están
todos con Vos. ¿Qué trae, pues,
vuestro álbum? ¿Es talismán
que os echa almas a los pies?

De vuestra cámara real
trae el perfume sutil:
vuestros labios de coral
con vuestro aliento vital
le han dado nardos de abril
el olor primaveral,
y en su canto marginal
de vuestra mano gentil
se adivina la señal
de los dedos de marfil.

Eso trae, y eso al traer,
trae de mi alma al interior
de la esperanza el albor,
la luz al amanecer,
la prez de vuestro favor,
al vapor de vuestro sér,
no como de una mujer
sino como el de una flor:
la flor que planta el deber
y que cultiva el honor.

Trae además para mí
vuestro álbum más alta prez
que ambiciona la altivez
de mi ingenio baladí:
jamás fué par el neblí
con el águila; y buen juez
de mí mismo, si esta vez
hasta estas hojas subí,
mirad que me alzó hasta aqui
vuestra regia esplendidez.

Aqui os voy, pues, a poner
un cantar, no por llenar
un deber, no; por saber
que, el álbum al registrar,
por mis versos vais, al leer,
vuestros ojos a pasar;
y si logro yo el placer
de que os logren agradar,
¡qué honrados se van a ver
los versos de mi cantar!

Más ¿por qué anheláis señora,
tener aquí un vil montón
de versos míos, ahora
que mi vieja musa llora,
y a la puerta del panteón,
la vejez me desvigora,
del mundo me desamora,
me amilana el corazón
y tiene a mi guzla mora
descordada en un rincón?

¿Cómo ya hasta Vuestra Alteza
elevar podrá un cantar
un viejo, de quien ya empieza
a desvariar la cabeza
y la lengua a balbucear,
y que vacila y tropieza
al escribir y al andar?
Imposible: mi torpeza
de este papel la limpieza
no se atreve a emborronar.

Vuestra Alteza me perdone:
para mí es sólo el sonrojo
de no poder vuestro antojo
cumplir, mas la edad me abone.
Llegar a viejo supone
cambiar de ser; no es mancilla;
mas dejar de ser, humilla;
y pues lo que fué ya no es,
sólo pone a vuestros pies
lo que fué JOSÉ ZORRILLA ... (ver texto completo)
ASÍ TE QUIERO
A Conchita Piquer

El día trece de julio
yo me tropecé contigo.

Las campanas de mi frente,
amargas de bronce antiguo,
dieron al viento tu nombre
en repique de delirio. ... (ver texto completo)
CARAVANA

Hoy tuvimos noticia del poeta:
Entre el arrullo de los órganos de boca
Y colgados los brazos de las últimas estrellas,
Detuvo su caballo.

El campamento de mujeres batía palmas,
Aderezando las tortillas de maíz.
Las muchachas mordían el tallo de las flores, ... (ver texto completo)
EL REO DE MUERTE

¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!
I

Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía,
pensando en el triste día
que pronto amanecerá,
en silencio gime el reo
y el fatal momento espera
en que el sol por vez postrera
en su frente lucirá.

Un altar y un crucifijo,
y la enlutada capilla
lánguida vela amarilla
tiñe en su luz funeral,
y junto al mísero reo,
medio encubierto el semblante,
se oye al fraile agonizante
en son confuso rezar.

El rostro levanta el triste
y alza los ojos al cielo;
tal vez eleva en su duelo
la súplica de piedad:
¡Una lágrima! ¿es acaso
de temor o de amargura?
¡Ay! a aumentar su tristura
¡Vino un recuerdo quizá!

Es un joven y la vida
llena de sueños de oro,
pasó ya, cuando aún el lloro
de la niñez no enjugó:
El recuerdo es de la infancia,
¡Y su madre que le llora,
para morir así ahora
con tanto amor le crió!

Y a par que sin esperanza
ve ya la muerte en acecho,
su corazón en su pecho
siente con fuerza latir,
al tiempo que mira al fraile
que en paz ya duerme a su lado,
y que ya viejo y postrado
le habrá de sobrevivir.

¿Mas qué rumor a deshora
rompe el silencio? resuena
una alegre cantinela
y una guitarra a la par,
y gritos y de botellas
que se chocan, el sonido,
y el amoroso estallido
de los besos y el danzar.

Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!

Y la voz de los borrachos,
y sus brindis, sus quimeras,
y el cantar de las rameras,
y el desorden bacanal
en la lúgubre capilla
penetran, y carcajadas,
cual de lejos arrojadas
de la mansión infernal.

Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!

¡Maldición! al eco infausto
el sentenciado maldijo
la madre que como a hijo
a sus pechos le crió;
y maldijo el mundo todo,
maldijo su suerte impía,
maldijo el aciago día
y la hora en que nació.

II

Serena la luna
alumbra en el cielo,
domina en el suelo
profunda quietud;
ni voces se escuchan,
ni ronco ladrido,
ni tierno quejido
de amante laúd.

Madrid yace envuelto en sueño,
todo al silencio convida,
y el hombre duerme y no cuida
del hombre que va a expirar;
si tal vez piensa en mañana,
ni una vez piensa siquiera
en el mísero que espera
para morir, despertar;

que sin pena ni cuidado
los hombres oyen gritar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!

¡Y el juez también en su lecho
duerme en paz! ¡y su dinero
el verdugo placentero
entre sueños cuenta ya!
Tan sólo rompe el silencio
en la sangrienta plazuela
el hombre del mal que vela
un cadalso al levantar.

Loca y confusa la encendida mente,
sueños de angustia y fiebre y devaneo
el alma envuelven del confuso reo,
que inclina al pecho la abatida frente.

Y en sueños
confunde
la muerte,
la vida.
Recuerda
y olvida,
suspira,
respira
con hórrido afán.

Y en un mundo de tinieblas
vaga y siente miedo y frío,
y en su horrible desvarío
palpa en su cuello el dogal;
y cuanto más forcejea,
cuanto más lucha y porfía,
tanto más en su agonía
aprieta el nudo fatal.

Y oye ruido, voces, gentes,
y aquella voz que dirá:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!

O ya libre se contempla,
y el aire puro respira,
y oye de amor que suspira
la mujer que un tiempo amó,
bella y dulce cual solía,
tierna flor de primavera,
el amor del la pradera
que el abril galán mimó.

Y gozoso a verla vuela,
y alcanzarla intenta en vano,
que al tender la ansiosa mano
su esperanza a realizar,
su ilusión la desvanece
de repente el sueño impío,
y halla un cuerpo mudo y frío
y un cadalso en su lugar.

Y oye a su lado en son triste
lúgubre voz resonar:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar! ... (ver texto completo)
LAS REPÚBLICAS

I

He admirado el hormiguero
cuando henchían su granero
las innúmeras hormigas.
He observado su tarea
bajo el fuego que caldea
la estación de las espigas. ... (ver texto completo)
DONDE NUNCA LLEGAREMOS

Donde, aún sin nuestro pie
llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.

Es ese un sitio que se ve
a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.

Más acá de mí mismo y de
mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.

Ya podéis iros a pie
o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.

El horizonte color té
se muere por colonizarle
para su gran Cualquieraparte.

Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.

-Cerrad aquella puerta que
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. - ¿Esta? - No; su hermana.

-No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca a aquel sitio
-do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me sé. ... (ver texto completo)
Alba de noche oscura

Sobre la luna inmóvil de un espejo,
celebra una redonda cofradía
de verdes pinos, tintos de oro viejo,
la transfiguración del rey del día.

La plata blanda, ayuna del reflejo,
muere ya. Del cristal -lámina fría-
dice la voz del vaho en agonía: ... (ver texto completo)
AUGURIOS

A E. Díaz Romero.

Hoy pasó un águila
sobre mi cabeza;
lleva en sus alas
la tormenta,
lleva en sus garras
el rayo que deslumbra y aterra. ... (ver texto completo)
Efectivamente, es de Cesar Vallejo.
EL ÚLTIMO RINCÓN

El último y el primero:
rincón para el sol más grande,
sepultura de esta vida
donde tus ojos no caben.

Allí quisiera tenderme
para desenamorarme.
... (ver texto completo)
¡Padre Jesús Nazareno,
ten piedad y compasión,
cura a un padre bueno,
te lo pido con mi alma,
y con todo mi corazón!.
¡Con el corazón te pido,
Padre Jesús Nazareno,
que pongas a mi padre bueno,
y que se cure su enfermedad,
por lo mucho que te quiero!.
Las hay también que tratan de los sufrimientos de Nuestro Señor en su Pasión, y nos narran, chorreantes de dolor, cómo fue su agonía por nuestra salvación:

¡La sangre te chorreaba,
y el corazón te partían,
y tu mirando al cielo,
para ellos clemencia pedías!.

¡Una corona de espinas,
en tu sien te clavaron,
y amarrado a la columna,
los judíos te azotaron!.

¿Dónde van las golondrinas
con su pico tan sereno?
Van a quitarle las espinas
a Jesús el Nazareno.

Las golondrinas volaban,
y trinaban de alegría,
porque iban a quitarle a Cristo,
las espinas que tenían. ... (ver texto completo)
SONETOS

1

A las flores

Éstas que fueron pompa y alegría
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría. ... (ver texto completo)
ALTAR PARA LA REDENCION DE CALÉNDULAS

A Humberto Garza en Houston

(Grabación en MP3 en la voz de Humberto Garza)

Por la piel de sudario, en altamar,
resbalan cuentas de jade
y es mínimo este cielo,
arrojado como trapo de muerte ... (ver texto completo)
Medianoche

Los pensamientos, hoy perdidos,
en la eternidad de mi noche
buscan su cauce, su destino.
Llega de unos gatos la cópula
de lejos hasta mis oídos.
Ya por debajo de las sábanas
más helado se vuelve el frío.
A través de un terco reloj ... (ver texto completo)
Soy el guardián...

Soy el guardián
de la noche,
administrador de los sueños
y de las conquistas.
Mientras ella duerme, contemplo
desde la sombra
la obstinación de la luna.
De sus entrañas ... (ver texto completo)
Felicidades Paz, disfruta de tu dia con salud y buena compañia.
domingo, 06 de abril de 2014
00:00 - 12:00
12:00 - 00:00
Máxima 17ºC
Minima 5ºC
Viento del Sur
15 Km/h
Probabilidad de precipitación
0%
Índice ultravioleta alto
Índice UV
6

Encontraremos los cielos nuboso durante la mañana, y poco nuboso durante la tarde, con máximas de 17º y temperaturas mínimas hasta los 5º, el viento soplará en dirección sur con velocidades hasta 15 km/h. La probabilidad de lluvia es muy baja. El índice UV será de riesgo alto. ... (ver texto completo)
LOS ROBLES

1

Allá en tiempos que fueron, y el alma
han llenado de santos recuerdos,
de mi tierra en los campos hermosos,
la riqueza del pobre era el fuego,
que al brillar de la choza en el fondo,
calentaba los rígidos miembros ... (ver texto completo)
MARGARITA

1

¡Silencio, los lebreles
de la jauría maldita!
No despertéis a la implacable fiera
que duerme silenciosa en su guarida.
¿No veis que de sus garras
penden gloria y honor, reposo y dicha?

Prosiguieron aullando los lebreles...
-Los malos pensamientos homicidas!-
y despertaron la temible fiera...
- ¡la pasión que en el alma se adormía!-
Y ¡adiós! en un momento,
¡adiós gloria y honor, reposo y dicha!

2

Duerme el anciano padre, mientras ella
a la luz de la lámpara nocturna
contempla el noble y varonil semblante
que un pesado sueño abruma.

Bajo aquella triste frente
que los pesares anublan,
deben ir y venir torvas visiones,
negras hijas de la duda.

Ella tiembla..., vacila y se estremece...
¿De miedo acaso, o de dolor y angustia?
Con expresión de lastima infinita,
no sé qué rezos murmura.

Plegaria acaso santa, acaso impía,
trémulo el labio a su pesar pronuncia,
mientras dentro del alma la conciencia
contra las pasiones lucha.

¡Batalla ruda y terrible
librada ante la víctima, que muda
duerme el sueño intranquilo de los tristes
a quien ha vuelto el rostro la fortuna!

Y él sigue en reposo, y ella,
que abandona la estancia, entre las brumas
de la noche se pierde, y torna al alba,
ajado el velo..., en su mirar la angustia.

Carne, tentación, demonio,
¡oh!, ¿de cuál de vosotros es la culpa?
¡Silencio...! El día soñoliento asoma
por las lejanas alturas,
y el anciano despierto, ella risueña,
ambos su pena ocultan,
y fingen entregarse indiferentes
a las faenas de su vida oscura.

3

La culpada calló, mas habló el crimen...
Murió el anciano, y ella, la insensata,
siguió quemando incienso en su locura,
de la torpeza ante las negras aras,
hasta rodar en el profundo abismo,
fiel a su mal, de su dolor esclava.

¡Ah! Cuando amaba el bien, ¿cómo así pudo
hacer traición a su virtud sin mancha,
malgastar las riquezas de su espíritu,
vender su cuerpo, condenar su alma?

Es que en medio del vaso corrompido
donde su sed ardiente se apagaba,
de un amor inmortal los leves átomos,
sin mancharse, en la atmósfera flotaban.

Sedientas las arenas, en la playa
sienten del sol los besos abrasados,
y no lejos, las ondas, siempre frescas,
ruedan pausadamente murmurando.
Pobres arenas, de mi suerte imagen:
no sé lo que me pasa al contemplaros,
pues como yo sufrís, secas y mudas,
el suplicio sin término de Tántalo.

Pero ¿quién sabe...? Acaso luzca un día
en que, salvando misteriosos límites,
avance el mar y hasta vosotras llegue
a apagar vuestra sed inextinguible.

¡Y quién sabe también si tras de tantos
siglos de ansias y anhelos imposibles,
saciará al fin su sed el alma ardiente
donde beben su amor los serafines! ... (ver texto completo)
SOMBRA

I

¿Quién eres, di, sombra errante,
que me sigues pertinaz,
y doquiera que la faz
vuelvo, te miro delante?
¿Eres la memoria estuante
de lejano devaneo, ... (ver texto completo)
DESENCANTO

Nuestra senda regada está de llanto,
el placer del placer es el suicidio,
detrás de la ilusión está el fastidio
y detrás del fastidio el desencanto.

Lleno yo de fastidio y de quebranto,
sin fuerza ya contra la suerte lidio,
y muerto para el mundo, sólo envidio
a los muertos que guarda el camposanto.

El infierno sus furias desenfrena,
viento de maldición en torno zumba,
que a penar el destino me condena,

y he de pensar hasta que al fin sucumba;
con el peso brutal de la cadena,
que arrastra el hombre hasta la negra tumba.. ... (ver texto completo)
EL BORRACHO

Generoso en la copa, ruin en todo;
ronca la voz, inyecta la mirada,
párpados gruesos, faz abotagada
y siempre crudo cuando no beodo.
Perdida la razón, goza a su modo,
y nunca estar en su razón le agrada;
que el vino es todo, la razón es nada,
y sólo vive al empinar el codo.
Cuando al inflamarle empieza el aguardiente,
lenguaraz, atrevido y vivaracho,
es intrépido, franco y excelente
amigo; pero juzgo sin empacho
que no es franco, ni amigo, ni valiente;
porque el borracho, en fin, sólo es... borracho. ... (ver texto completo)
EL MAL CONFITERO

Es Toledo ciudad eclesiástica.
Para sola una noche del año,
Sus vides domésticas
Dan un vino claro.

Un vinillo que el gusto arrebola
Del epónimo mazapán,
Y que predispone muy plácidamente ... (ver texto completo)
Elegía Interrumpida

Hoy recuerdo a los muertos de mi casa.
Al primer muerto nunca lo olvidamos,
aunque muera de rayo, tan aprisa
que no alcance la cama ni los óleos.
Oigo el bastón que duda en un peldaño,
el cuerpo que se afianza en un suspiro,
la puerta que se abre, el muerto que entra.
De una puerta a morir hay poco espacio ... (ver texto completo)
La memoria es como el mal amigo; cuando más falta te hace, te falla.
« ¡AY, TRISTE DEL QUE UN DIA...!»

¡Ay, triste del que un día en su esfinge interior
pone los ojos e interroga! Está perdido.
¡Ay del que pide eurekas al placer o al dolor!
Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido.

Lo que el árbol desea decir y dice al viento,
y lo que el animal manifiesta en su instinto,
cristalizamos en palabra y pensamiento. ... (ver texto completo)
MI MONTARAZA

I

No hay bajo el cielo divino
del campo salamanquino,
moza como Ana María,
ni más alegre alquería
que Carrascal del Camino.
... (ver texto completo)
CASTILLO DE AMOR

Hame tan bien defendido,
señora, vuestra memoria,
de mudanza,
que jamás nunca ha podido
alcanzar de mí victoria,
olvidanza:
porque estáis apoderada
vos de toda mi firmeza ... (ver texto completo)
DON JUAN

En los años que han corrido
desde que yo le escribí,
mientras que yo envejecí
mi Don Juan no ha envejecido.
Y fama tal por él gozo
que se cree, a lo que parece,
porque Don Juan no envejece,
que yo he de ser siempre mozo:
y hoy el bravo Ducazcal
os anuncia en su cartel
que he de hacer aquí un papel,
que tengo que hacer ya mal.
Yo no soy ya lo que fuí:
y viendo cuán poco soy,
dejo a los que más son hoy
pasar delante de mi;
pues, por Dios, que por más brava
que sea mi condición,
la fiebre rinde al león,
la gota la piedra cava,
Aun latir mis bríos siento:
pero es ya vana porfía,
no puedo ya la voz mía
pedirle otra vez al viento:
y a quién me lo quiere oir
digo años ha por doquier,
que pierdo el sér de mi ser
y que me siento morir.
Pero nadie me hace caso
por más que hablo a voz en grito,
porque este D. Juan maldito
por doquier me sale al paso;
y ni me deja vivir
en el rincón de mi hogar,
ni deja un año pasar
sin dar de mí que decir.
Yo me apoco día a día,
y este bocón andaluz,
a quien yo saqué a la luz
sin saber lo que me hacía,
me viste con su oropel
y a la luz me saca consigo;
por más que a voces le digo
que ir no puedo a par con él.
Más tanto favor os debo
por él, que en verdad me obliga
a que algo esta noche os diga
de este insolente mancebo.
Oíd... es una leyenda
muy difícil de contar,
porque tiene algo a la par
de ridícula y de horrenda:
una historia íntima mía.
Yo era en España querido
y mimado y aplaudido...
y me huí de España un día.
Vivía a ciegas y erré:
y una noche andando a oscuras
tropecé en dos sepulturas
y de Dios desesperé.
Emigré: me dí a la mar;
y esperando en el olvido
una muerte hallar sin ruido,
en América fuí a dar.
No llevando allá negocio
ni esperanza a qué atender,
al tiempo dejé de correr
en la oscuridad y el ocio.
Once años anduve allí
vagando por los desiertos,
contándome con los muertos,
y sin dar razón de mí.
Los indios semisalvajes
me veían con asombro
ir con mi arcabuz al hombro
por tan agrestes parajes;
y yo en saber me gozaba
que nadie que me veía
allí, quién era sabía
el que por allí vagaba;
y esperé que de aquél modo
de mí y de mi poesía
como yo se olvidaría
a la fin el mundo todo.
Mi nombre, pues, con intento
de dejar perder, y en suma
sin papel, tinta, ni pluma,
ni libros ya en mi aposento,
bebía en mi soledad
de mis pesares las heces:
más tenía que ir a veces
del desierto a la ciudad.
Vivo el cuerpo, el alma inerte,
a caballo y solo, iba
como una fantasma viva,
sin buscar ni huir la muerte.
Y hago aquí esta narración
porque sirva lo que digo
a mis hechos de castigo,
y a modo de confesión.
Sobre mí a un anochecer
un nublado se deshizo,
y entre el agua y el granizo
me dejó una hacienda ver.
Eché a escape y me acogí
de la casa entre la gente,
como franca lo consiente
la hospitalidad allí.
Celebrábase una fiesta.
que en aquél país no hay día
que en hacienda o ranchería
no tengan una dispuesta;
y son fiestas extremadas
allí por su mismo exceso,
de las hembras embeleso,
de los hombres emboscadas.
Y a no ser de mi leyenda
por no cortar la ilación,
hiciera aquí la descripción
de una fiesta en una hacienda,
donde nadie tiene empacho
de usar a gusto de todo;
porque son fiestas a modo
de las bodas de Camacho.
Allí acuden sin convite
buhoneros, comerciantes
y cirqueros ambulantes;
sin que a nadie se le quite
de entrar en corro el derecho,
de gastar de los abastos,
ni de colocar sus trastos
donde quiera que halle trecho.
Jamás se apaga el hogar,
jamás el servicio cesa;
siempre está puesta la mesa
para comer y jugar.
Por salas y corredores
se oye el son a todas horas
de carcajadas sonoras,
de onzas y de tenedores.
Todo es pelea de gallos,
toros, lazos, herraderos,
manganas y coleadores
y carreras de caballos;
y al fin de un día de broma
que nada en Europa iguala,
todo el mundo entra en la sala
y sitio en el baile toma.
Entré e hice lo que todos:
cuando creí que al sueño
se iban a dar, di yo al dueño
gracias por sus buenos modos:
mas mi caballo al pedir,
asiéndome por la mano,
me dijo el buen campirano
soltando el trapo a reír:
" ¿Y a quién hay que se le antoje
dejar ahora tal jolgorio'
Vamos, venga usté a la troje
y verá el Don Juan Tenorio."
Y a mi, que lo había escrito,
en la troje me metía;
y allí al paso me salía
mi audaz andaluz precito.
Mas ¡ay de mí, cuál salió!
Lo hacía un indio otomí
en jerga que el diablo urdió;
tal fué mi Don Juan allí,
que ni yo le conocí
ni a conocer me di yo.
Tal es la gloria mortal,
y a quién Dios se la confiere,
si librarse a ella quiere
se la torna Dios en mal.
A mí no me la tornó,
porque por mi buena suerte
del olvido y de la muerte
doquier Don Juan me salvó.
¡Dios no quisó allá de mi!
Y de mi patria el olvido
temiendo, como había ido
a mi patria me volví.
¡Feliz malogrado afán!
Al volver de tierra extraña,
me hallé que había en España
vivido por mi Don Juan.
Comprendí en su plenitud
de Dios la suma clemencia:
Don Juan había en mi ausencia
borrado mi ingratitud.
Monstruo sin par de fortuna,
mientras yo de España huía,
en España me ponía
en los cuernos de la luna.
Y ni fuerza ni razón
han podido derribar
tal ídolo del altar
que le ha alzado la opnión.
Pero hablemos con franqueza
hoy que todo coadyuva
para aquí se me suba
a mí el humo a la cabeza:
Desvergonzado galán,
siempre atropella por todo
y de atajarle no hay modo;
¿qué tiene, pues, mi Don Juan?
Del fondo de un monasterio
donde le encontré empolvado,
yo le planté remozado
en mitad de un cementerio:
y obra de un chico atrevido
que atusaba apenas bozo,
os parece tan buen mozo
porque está tan bien vestido.
Pero sus hechos están
en pugna con la razón,
pero tal reputación
¿qué tiene, pues, mi Don Juan?
Un secreto con que gana
la prez entre los dos Juanes;
el freno de sus desmanes:
que Doña Inés es cristiana.
Tiene que es de nuestra tierra
el tipo tradicional;
tiene todo el bien y el mal
que el genio español encierra.
Que, hijo de la tradición,
es impío y es creyente,
es balandrón y es valiente,
y tiene buen corazón.
Tiene que es diestro y zurdo,
que no cree en Dios y le invoca,
que lleva el alma en la boca,
y que es lógico y absurdo.
Con defectos tan notorios
vivirá aquí diez mil soles;
pues todos los españoles
nos la echamos de Tenorios
y si en el pueblo le hallé
y en español le escribí
y su autor el pueblo fué...
¿por qué me aplaudís a mi?. ... (ver texto completo)
Embalse: BARRIOS DE LUNA
Agua embalsada (11-03-2014):276hm389.61%
Variacion semana Anterior: 4hm31.30%
Capacidad: 308hm3
Misma Semana (2013):213hm369.16%
Misma Semana (Media 10 Años):194hm363.15%