Hay una
historia que dicen que ocurrió en Oyarzun,
pueblo de
Guipúzcoa situado en el
valle del
río del mismo nombre.
Cuentan como dos caseros, que eran vecinos y además también primos, tenían sus
caseríos juntos pared con pared y se llevaban muy mal, y la cosa venia de años, y siempre procuraban molestarse uno a otro todo lo que podían.
Un día uno de ellos puso una alambrada en uno de los
caminos, que era usado por los dos caseríos, y un
cartel que decía, TERRENO PARTICULAR PROHIBIDO EL PASO, al
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