Boda en Membrío (Siglo XX), MEMBRIO

Dedicada a Chinchirinela para que se recupere.
(Agosto de 1957)
han pasado 59 años, mas de medio siglos que se casaron estos novios
Cuando acababa una canción, cada uno de los que habían bailado invitaba a salir al centro a otro del sexo opuesto. Si insistías dos veces con la misma persona podía ser indicio de que esa persona te gustaba, por lo menos eso comentaban los demás entre risitas y complicidades.
Al llegar la noche se dejaba entrar en el baile a los que no estaban invitados a la boda y que esperaban en la puerta, pero éstos debían abandonar el salón cuando los músicos tocaban el “Quinto levanta”. Era la señal para que...
Algunas de estas canciones eran acompañadas por el baile de una pareja de jóvenes que iban saliendo al centro del corro y con las manos en la cintura y enfrente uno del otro, movían el tronco alternativamente a derecha e izquierda al son de las canciones.
Después se cruzaban dos o tres veces en el centro, cogiéndose de la mano y apoyando un pie y otro alternativamente.
El día de la tornaboda había baile toda la jornada. Éste se empezó celebrando en la misma casa de los novios y años después empezó a hacerse en salones contratados para la ocasión.
En los descansos que daban los músicos durante el baile, la gente más joven hacía corros y se cantaban canciones del estilo de “Qué hace usted pobre viejo que no se casa, que se está usted arrugando como una pasa…” “Que salga usted que lo quiero ver bailar, saltar y brincar…” “Estando el señor don gato sentadito en su...
Esa noche cenaban todos los invitados en casa de la novia.
El día siguiente de la boda tenía también sus ritos. Era la tornaboda. Por la mañana se iba a dar los días a los recién casados. Los educados visitantes eran obsequiados de nuevo con aguardiente y dulces. También existía la costumbre, esa misma mañana, de que los padrinos se llegasen a la casa de los vecinos a ofrecer esos mismos presentes. Ese día los invitados del novio iban a comer la casa de éste y los de la novia a la de ella.