LA HABA: Después de haber estado amenizando este foro durante...

Después de haber estado amenizando este foro durante todo el mes de agosto y en vista de la escasa participación, me retiro unas semanas por cuestiones laborales y otras colaboraciones. Os dejo con una cosita que se me ocurrió hace pocas fechas tras llevar de acompañante a una persona que me encontré durante varios días haciendo auto-stop. Como siempre, aparece el destello de un amor varado en el tiempo.

-Buenos días. Estaba esperando que apareciera tu coche.
- ¿Por qué? ¿Es más cómodo?
-En realidad, es por la música, y lo que tengo que hacer no corre prisa.
- ¿Te gusta?
-Mucho, me trae recuerdos, buenas vibraciones. Me doy cuenta de que te gusta todo tipo de música.
-Toda menos el reggaeton con sus rimas machistas y sus chonis y canis perreando en los botellones de los polígonos. Mira, este es un disco de las mejores arias de Montserrat Caballé. Lo pongo poco porque siempre me hace llorar y no resulta lo más indicado para conducir.
- ¿Y quiénes son estos que suenan?
-Level 42, uno de mis grupos favoritos de los 80´s. Vámonos.

LOLA Y EL AMOR SALVAJE

No se me olvidará jamás lo que Level 42 en su espléndida y triste balada "It´s over", incluida en su no menos magnífico álbum "Running in the family" (1986), nos cantaba: “Tú me lo diste todo / Y ahora estoy quebrando tu corazón / Tú sabes que no es mi intención romper tu mundo en pedazos / Yo nunca me iría si pensase que no puedes soportar el dolor / Una carta en el salón /Escrita en la pared / una carta sin palabras de amor / Porque esto se acabó / Se acabó / Y yo no volveré más”.

Así fue, y yo no puedo olvidar la caricia y el olor de aquel amor salvaje, el fluir de tu sangre caliente. Mis recuerdos son ruinas de donde emerge tu belleza, tu figura gomosa y escurridiza como único remanso. Sólo soy, Lola, el sueño de una sombra, un ánima sin paz que arrastra sus cadenas, el silencio en la estancia tenebrosa, los labios que buscan a ciegas el beso de una despedida, el deseo proscrito en el valle de las hogueras, la inexpugnable soledad del perdedor que se desangra entre los restos del naufragio.

En fin, si echáis de menos mis delirios, tocad el timbre. Yo me voy silbando.