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GRIÑON: ¡YA SOIS LIBRES! Con sus fusiles aún humeantes,...

¡YA SOIS LIBRES!

Con sus fusiles aún humeantes, algunos de los milicianos entraron en el patio y comentaron, con infame regodeo, a los novicios: "¡Ya sois libres; hemos despachado a los que os tiranizaban!" Otros dijeron: "Nada adelantamos con matar a los frailes si dejamos la semilla", en clara alusión a su deseo de acabar con la vida de los muchachos. Pero no prevaleció su intento. Los milicianos, al ver que no quedaban más curas ni frailes que matar, se fueron unos hacia Cubas, los otros hacia Fuenlabrada. Entre tanto, los novicios sólo deseaban dar sepultura a los hermanos. El testimonio de uno de ellos es elocuente: "Cuando llegamos al patio del escolasticado, el cuadro que ante nuestra vista se presentaba no podía ser más horroroso. Estaban derribados por el suelo nuestros hermanos, martirizados de la manera más cruel. Unos con los brazos en cruz, echando sangre por el costado y con la sonrisa en los labios; otros con la mandíbula arrancada del resto de la cara; éstos mirando al cielo, aquellos con la faz pegada al suelo". La sepultura tardó dos días en llegar, pues el alcalde y los milicianos impidieron a los novicios enterrar a los mártires porque 'podrían causaros demasiada impresión'.

En Fuenlabrada, un miliciano que había participado en el asesinato se jactaba diciendo: Hemos matado a los frailes de Griñón, pero han sido más valientes que jabatos, pues les mandamos dar un viva a Rusia y nos han contestado: "¡Viva Cristo Rey! Eso sólo bastaba para que los hubiésemos matado". Estos son los nombres de los mártires de Griñón: hermano Orencio Luis, director; hermano Aquilino Javier, subdirector; hermano Crisóstomo Albino; hermano Javier Eliseo; hermano ángel Gregorio; hermano Mario Félix; hermano Arturo, hermano Sixto Andrés; hermano Benjamín León; hermano Mariano Pablo; y José Gorostazu, servidor de la casa.
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