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DEZA: 9. La lámpara del demonio. Los accidentes familiares...

Historias de Navidad.

Las anécdotas e historias de los personajes famosos o populares son las que todos conocemos y a las que más bombo se les da en los medios de comunicación. Pero todo el mundo tiene sus propias historias divertidas con la Navidad como telón de fondo. Todas son reales y éstas son las 10 mejores que he ehcontrado.

1. Ni Rusia. En un lugar de Segovia de cuyo nombre no quiero acordarme, en las Navidades de hace ya unos cuantos años hizo tanto frío que hasta las tuberías se congelaron. De los grifos no salía agua, ni fría ni caliente, así que todos los miembros de la familia tuvieron que apañárselas para ducharse en casa del vecino y hacer acopio de agua para poder matar la sed. Se pasaban el día sin poder quitarse guantes, bufanda y gorro. Pero lo más esperpéntico de todo era verles, antorcha en mano, intentando prender las cañerías para que se descongelasen y volver a tener agua corriente.

Un abrazo.

2. Más madera. Si en la historia anterior el frio era su gran aliado, en estael fuego fue su gran enemigo. Salieron a hacer las típicas compras madrileñas el mismo día de Nochevieja y cuando volvieron a casa una tupida niebla lo invadía todo. Pero no es que hubiesen llegado a Londres por arte de magia, sino que habían dejado velas encendidas, olvidado poner un platito debajo para recoger los restos y la casa estaba completamente llena de humo. Menos mal que todo se arregló abriendo las ventanas.

Un abrazo.

3. En busca de los regalos perdidos. A veces los niños se portan tan mal durante el año que Papá Noel decide hacerles una pequeña jugarreta. Si no, no se explica como en los infantes de la familia Del Prado tardaron tres días en encontrar sus regalos de Navidad. No eran gran cosa, la verdad. Unos cuantos cuadernos y lápices de colores, pero les costó trabajo poder tenerlos en sus manos. Buscaron, buscaron, pero nada. Hasta que un día, el abuelo gritó cuando fue a encender la estufa " ¿Qué hacen estos regalos en el montón de leña?" ¡Eureka! Allí estaba el tesoro.

Un abrazo.

4. La matanza del lechón. Está historia se parece mucho a las que hemos visto en algunas películas estadounidenses, pero no por eso deja de tener cierta comicidad. En casa de una famiia decidieron comprar un pequeño lechón al que engordar para la cena navideña. Pero llegado el momento, nadie quería matar al pobre animal. Lo sortearon y le tocó a un tío. Éste no terminaba de verlo claro y propuso abandonarlo a su suerte. Al final, tuvieron que recurrir a un vecino con menos escrúpulos. Dicen que el lechón quedó rico, pero probablemente no volvieron a repetir la experiencia.

Un abrazo.

5. ¿Dónde está el pavo? Los protagonistas de esta historia no tuvieron tantos reparos con su cena. Compraron dos pavos para criarlos y devorarlos en la fecha señalada, pero tan gorditos, saludables y apetecibles parecían que no llegaron al día. Se los zamparon en noviembre. " ¡Fue la Navidad más triste que he tenido!", dice uno de los protagonistas de la historia.

Un abrazo.

6. El mejor amigo del hombre. Seguimos con anécdotas relacionadas con la comida. Esta vez el pavo tampoco llegó a la mesa, pero no fue porque les diese pena o por gula humana, sino más bien por el voraz apetito del perro, que esperó pacientemente hasta que la receta estuvo completa y se lo comió en un descuido de los dueños. Esa noche, en casa de Laura cenaron ponche con tequila y ensalada rusa mientras de reojo miraban como el perro ser relamía tras devorar el suculento pavo.

Un abrazo.

Infiltrado. A veces, hay que tener cuidado con los regalos que se les hace a los niños. A Miguel un año Papá Noel le trajo unos walkies talkies y se pasó las fiestas espiando a toda la familia. No tenía más que colocar uno en una habitación y esconderse en otra para escuchar. Ahora, es periodista.

Un abrazo.

8. La intención es lo que cuenta. No hay nada peor que meterse en el cine a ver una película la tarde de Reyes y al salir darse cuenta de que se te olvidó enviar una de las cartas. Y, encima, era la de la abuela. "Rápido, hay que encontrar una solución". Y la solución fue una planta, muy bonita eso sí y envuelta con mucho, mucho mimo. Seguro que a la abuela le gustó, aunque aún sigue preguntándose porque los Reyes le trajeron una planta si ella había pedido unos zapatos nuevos.

Un abrazo.

9. La lámpara del demonio. Los accidentes familiares son un clásico a la hora de contar anécdotas. En casa de Liizeth, unas navidades a una de sus tías le dio por bailar y en su desenfrenado contoneo se llevó por delante una lámpara que le dio de lleno en la cabeza de la protagonista (entonces sólo una niña). Mientras ella se lamentaba de los chichones causados por el golpe en un rincón, todos reían ante la reacción de la abuela. La lámpara era suya, se la acaban de regalar y ya no podría disfrutarla.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
10. Si bebes, no dejes culines. El protagonista de esta anécdota tenía sólo nueve años cuando tuvo su primera resaca navideña. Después de los brindis, los adultos dejaron sus copas de brandy a medio vaciar y el pillastre se dedicó a beberse todos los restos. El resultado fue una borrachera tremenda con el consiguiente escándalo en la familia. Así que señores, aprendan de los errores ajenos y vigilen a sus niños o, al menos, apuren sus copas.

Un abrazo.