Esta historia sí es de Herrera, me la contó mi padre.
Antes siempre venían vendedores de melones y hacían unos grandes montones en la plaza.
Un día uno de una de las tantas cuadrillas que iban recorriendo bares tomando chatos de vino compró un melón de los más grandes. Llegó al bar y pidió 2 jarras de vino y vasos para toda la cuadrilla. A continuación se sentó en una silla, se quito un zapato y el calcetín, sacó la navaja y abrió el melón. Después de quitar las pepitas se pasó cada parte por el pie, lo cortó en gajos y, mientras se comía un gajo dijo: "el que no coma melón paga el vino de todos".
El vino lo pagaron entre todos.
O el melón estaba muy bueno o escaseaba el dinero o el vino lo curaba todo.
Perdón por lo escatológico del relato pero fue real.
Sobre los melones añado que un Factor de Renfe, recién llegado a Herrera, dio una vuelta por el pueblo y al llegar a la estación comentó "cuantos melones hay en este pueblo" a lo que le contestaron "sí, pero todos son de fuera".
Antes siempre venían vendedores de melones y hacían unos grandes montones en la plaza.
Un día uno de una de las tantas cuadrillas que iban recorriendo bares tomando chatos de vino compró un melón de los más grandes. Llegó al bar y pidió 2 jarras de vino y vasos para toda la cuadrilla. A continuación se sentó en una silla, se quito un zapato y el calcetín, sacó la navaja y abrió el melón. Después de quitar las pepitas se pasó cada parte por el pie, lo cortó en gajos y, mientras se comía un gajo dijo: "el que no coma melón paga el vino de todos".
El vino lo pagaron entre todos.
O el melón estaba muy bueno o escaseaba el dinero o el vino lo curaba todo.
Perdón por lo escatológico del relato pero fue real.
Sobre los melones añado que un Factor de Renfe, recién llegado a Herrera, dio una vuelta por el pueblo y al llegar a la estación comentó "cuantos melones hay en este pueblo" a lo que le contestaron "sí, pero todos son de fuera".
