Y hecho el inciso anterior y después de respirar profundamente tres veces, sigo a lo mio.
Cada vez que vuelvo a Herrera y paso por la que fué la fonda Goreti, no puedo evitar buscar el balcón del primer piso que correspondía a la habitación de Violeta. ¡La de risas nocturnas que pasamos allí en plena adolescencia!
Tengo montones de anécdotas vividas en ese edificio.
Recuerdo una tarde que León y Concha tuvieron que ausentarse de la fonda durante unas horas y dejaron a Violeta al cargo. Sus amigas, Lydia, Raquel y yo, decidimos hacerle compañía. Para matar el tiempo, Lydia traía un libro que en voz alta fuimos leyendo de una en una. Era un relato de miedo y nos metimos tanto en el papel, que la fonda pasó a ser la mansión del terror y nosotras las posibles víctimas. Con cada crujido de la tarima del suelo, temblábamos, y el miedo pasó a ser pánico. Fué tal la paranoia que nos entró que cuando León y Concha llamaron a la puerta, ninguna nos atrevíamos a abrir y de un pelo nos fué no recibir un capón por ser tan bobas.
¡Cosas de chiguitas de 13 años!
Cada vez que vuelvo a Herrera y paso por la que fué la fonda Goreti, no puedo evitar buscar el balcón del primer piso que correspondía a la habitación de Violeta. ¡La de risas nocturnas que pasamos allí en plena adolescencia!
Tengo montones de anécdotas vividas en ese edificio.
Recuerdo una tarde que León y Concha tuvieron que ausentarse de la fonda durante unas horas y dejaron a Violeta al cargo. Sus amigas, Lydia, Raquel y yo, decidimos hacerle compañía. Para matar el tiempo, Lydia traía un libro que en voz alta fuimos leyendo de una en una. Era un relato de miedo y nos metimos tanto en el papel, que la fonda pasó a ser la mansión del terror y nosotras las posibles víctimas. Con cada crujido de la tarima del suelo, temblábamos, y el miedo pasó a ser pánico. Fué tal la paranoia que nos entró que cuando León y Concha llamaron a la puerta, ninguna nos atrevíamos a abrir y de un pelo nos fué no recibir un capón por ser tan bobas.
¡Cosas de chiguitas de 13 años!
Esa bocanada de aire fresco que has tomado ha llegado hasta aquí, Chus. Sigue a lo tuyo, que es lo mío y lo nuestro. De la Fonda, mis recuerdos también son los tuyos y de Violeta. Creo que en Herrera y en aquellos veranos, vivimos una época feliz, sin ni siquiera saberlo. Me acuerdo de aquel día y hasta creo recordar que lo que leíamos, era un cuento de Edgard Allan Poe. Y éramos la monda lironda, Ana. Nos reíamos mucho, mucho y nos pasaba de todo, de todo, como supongo a todos los chiguitos que disfrutaban a esa edad de los veranos de este pueblo. Tenemos tantas anécdotas para contar ¡que competirían con de las historias de mili de Emilio y Juan Carlos! Las íremos contando y como son de Herrera y atañen a estos y otros foreros, me da lo mismo la inquisición e intransigencia de Lalín. A mi, como le dije a Juan Carlos, no me callan ni debajo del agua. (Vaya, no iba a dar mi opinión y se me ha visto el plumero).
Un beso de findesemana a todos los foreros. Y para mi amiga Chus, otro más especial.
Un beso de findesemana a todos los foreros. Y para mi amiga Chus, otro más especial.
