EL CAMPO

Habitantes: 24  Altitud: 1.180 m. 
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Situación:

El Campo es uno de los doce pueblos incluidos en el actual municipio de La Pernía, en la provincia de Palencia. Está constituido por dos núcleos de población, el pueblo propiamente dicho, a dos kilómetros de la capital de municipio, San Salvador de Cantamuda, con la que está comunicada por la carretera local PP-2216, y la Venta Urbaneja y otras edificaciones sobre la carretera autonómica CL-627, que aunque están a relativa distancia del pueblo propio y sin comunicación directa por carretera con él, están dentro de su término y pertenecen a El Campo.
El pueblo propio se encuentra a 1.180 metros de altitud, en un collado sobre la ladera izquierda de un suave valle por el que discurre un arroyo que desemboca en el Pisuerga por San Salvador. Está rodeado de pradería y montes de roble y haya y desde el norte está dominado por la altura de El Cueto, de 1.328 metros; hacia el este, pasando el Alto Collado, da vista al valle del Pisuerga, en tanto que por el oeste está limitado por los montes de La Dehesa, de 1.426 metros, abriéndose hacia el sur y sureste la carretera de San Salvador. El término tiene aproximadamente 5,60 kilómetros cuadrados de ex-tensión y limita con Lores, Lebanza, San Salvador de Cantamuda, Los Llazos y Areños y además de la carretera a San Salvador, desde el pueblo parten caminos carreteros que le unen con la Venta Urbaneja por el Alto Collado, con Lores por la Yesta, con Lebanza por el alto de Las Eras y con el núcleo urbano de San Salvador por la Colladilla.

Ayuntamiento:

Pertenece al ayuntamiento de la Pernia.

Monumentos:

La iglesia de El Campo, dedicada a San Pedro, patrono del pueblo, tiene una esbelta espadaña y una portada románica de medio punto. Hasta mediados del siglo pasado se conservó en el pueblo una casona con capilla propia, construida por Domingo de Rábago Gutiérrez, natural de Lombraña (Polaciones, Cantabria), emigrado a México y que obtuvo el título de conde de Rábago en 1774, dejando descendencia en América; posteriormente la casona se arruinó totalmente hasta desaparecer y la capilla fue derribada para edificar sobre su solar la nueva escuela. En el pueblo se conservan bastantes edificios antiguos o restaurados, a los que se han unido algunos de nueva construcción.

Fiestas:

La fiesta patronal de El Campo es San Pedro, el 29 de junio y era la primera romería del verano en La Pernía; en la Venta Urbaneja se celebraba Santiago, el 25 de julio; el 28 de agosto se celebraba la Pelea; desde ese día y hasta San Miguel, iban las vacas de El Campo y de Lebanza con sus sementales a pastar a los montes de la Dehesa y como quedaban allí por la noche, se echaban a pelear los toros previamente en el paraje de El Cuquillo, entre los dos pueblos, para evitar que se enzarzasen sin control en el monte, con peligro de dañarse, si bien no puede olvidarse tampoco el aspecto competitivo del lance; después de la pelea de los toros se celebraba una romería, alternativamente un año en un pueblo y al siguiente en el otro.

Costumbres:

Los cambios en las formas de vida han hecho desaparecer en gran parte los usos y costumbres tradicionales de estos pueblos; estaban aquéllos relacionados principalmente con las fiestas y la vida social, con las labores y trabajos agrícolas y con los juegos y entretenimientos.
El primer apartado lo abrirían las fiestas patronales, con la celebración religiosa, la comida extraordinaria y la romería y el baile, antaño el tradicional al son de la pandereta y el tambor y en tiempos posteriores amenizado por alguna orquestina.
Acontecimientos relevantes eran las bodas, con las Enhorabuenas y las canciones que entonaban mozos y mozas, aludiendo a la celebración y a los contrayentes.
También podrían recordarse los Reyes, ronda que hacían los mozos en la noche de aquella fiesta pidiendo los aguinaldos. Y en este mismo ámbito festivo se podrían incluir las Marzas, el Mayo o las Enramadas.
Remontándonos a tiempos ya muy pretéritos, se pueden recordar las hilas, reuniones que en las noches de invierno se hacían en las casas de algunos vecinos, pasándose una animada velada mientras se hilaba el lino o la lana.
En relación con el trabajo y la administración, en ocasiones se convocaba a los vecinos a concejo para tratar temas de interés general. También se pueden incluir en este apartado las huebras, trabajos comunitarios para el mantenimiento de caminos, chozos y otros elementos del común y asimismo las vecerías, que consistían en apacentar los diversos ganados del pueblo por un sistema de turnos entre los vecinos.
Y entre los juegos, el más clásico era el de los bolos, en sus diferentes modalidades y según reglas diversas que se señalaban en cada partida.

Historia:

No puede precisarse el momento en el que aparecieron en la Montaña Palentina asentamientos de población organizados que darían lugar a la formación de los pueblos de estas comarcas. Aparte de noticias inciertas de épocas anteriores, en documentos de los siglos IX y X ya se nombran muchos términos y lugares de esta zona.
El pueblo de El Campo al parecer se cita expresamente por primera vez en documentos de 1037 y 1069 que se incluyen en el libro "Tumbo de la Catedral de León" y según los cuales la condesa Elvira Favílaz pone la iglesia de San Salvador de Cantamuda bajo la dependencia de aquella sede episcopal y además dona a ésta posesiones y derechos sobre buen número de lugares en Pernía, Liébana y Saldaña y entre los primeros se encuentra El Campo. Elvira Favílaz es mujer de Munio Gómez, de la familia condal de Saldaña, y en estos documentos afirma ser fundadora de la iglesia colegiata de San Salvador, mientras que la tradición popular asocia a Elvira y Munio con narraciones y leyendas pernianas.
También se cita a El Campo en el documento de 1181 por el que Alfonso VIII concede a su tío Raimundo, obispo de Palencia, heredades y derechos sobre varios lugares de Pernía y Liébana y entre ellos, El Campo, con su iglesia de San Pedro. Este documento, que viene a establecer el señorío temporal de los obispos de Palencia en Pernía, se guarda en el Archivo de la Catedral palentina y lo transcribe Laureano Pérez Mier en su obra "El Condado de Pernía", de 1934.
El nombre del pueblo procede, obviamente, del latín campus –i, campo, campiña, llanura, posiblemente en referencia a la pradería y a los terrenos relativamente abiertos que rodean a El Campo; en los documentos citados anteriormente se menciona también al pueblo de Caminos, con su iglesia de San Julián. Este pueblo, hoy desaparecido, al parecer estaba situado entre Lores y El Campo, en el actual término de este último; puede ser también el lugar que con el nombre de Caminis se cita asimismo, junto con Lores, en un documento de 1216 del Archivo de Santa María de Piasca, en Liébana, Cantabria.
En el "Libro Becerro de Behetrías" de 1352, El Campo figura entre los pueblos de la Merindad de Liébana y Pernía sobre los cuales tenían señorío, total o compartido, los obispos de Palencia, en este caso compartido con los hijos de Fernando Díaz Duque.
Según el "Catastro del Marqués de la Ensenada", en 1752 El Campo es uno de los 38 lugares de la jurisdicción de Cervera de Pisuerga, en la provincia de Palencia, pero a diferencia de la gran mayoría de aquéllos, no es señorío del conde de Siruela, sino que es realengo, aunque paga martiniega al mencionado conde de Siruela y yantar al obispo de Palencia como conde de Pernía, lo que nos indica la complejidad de los derechos y jurisdicciones en el Antiguo Régimen. El Campo tiene entonces 20 vecinos, unos 100 habitantes; la extensión de las tierras cultivables se estima en 115 fanegas y la de los prados, en 220; en total 335 fanegas, unas 150 hectáreas; los montes, matorrales e improductivos ocupan 400 fanegas, unas 170 hectáreas, más otras 400 fanegas de puertos cedidos en arrendamiento. Produce lino, centeno, cebada y hierba y cría ganado, vacuno y lanar, principalmente, existiendo dos molinos harineros. Como perteneciente al pueblo se registra la “Venta Urbanexa”.
Casi 75 años después, en 1826, en el "Diccionario Geográfico-Estadístico" de Sebastián Miñano, restaurado el régimen señorial por Fernando VII, El Campo es lugar de señorío secular de la provincia y obispado de Palencia, partido de Carrión y jurisdicción de Cervera, con regidor pedáneo. Tiene 23 vecinos, 115 habitantes y se menciona como “magnífico edificio” la casona construida por el conde de Rábago, “cuya piedra hermosea la fachada por ser muy lustrosa”. También se reseña como perteneciente al pueblo la “Venta Orbaneja” y como ocupación complementaria de los trabajos agrícolas de sus habitantes se menciona el acarreo de sal desde las salinas de Poza y Rosío, en Burgos, y Añana, en Álava, hasta diversos puntos de las provincias de León y Zamora.
Veinte años más tarde, en 1846, en el "Diccionario Geográfico-Estadístico-Históri co" de Pascual Madoz figura El Campo como lugar con ayuntamiento en el partido judicial de Cervera de Pisuerga, provincia y diócesis de Palencia. Entonces tiene oficialmente 11 vecinos, 57 habitantes, pero la población real debía ser bastante mayor; la agricultura y la ganadería siguen siendo su medio de vida, habiéndose añadido a los cultivos tradicionales el de la patata. Existe todavía algún molino y además de los trabajos agrícolas, sus habitantes se dedican también a la carretería y al trabajo de la madera. Se menciona aparte la “Venta Orbaneja”, pero consta como perteneciente a El Campo.
Así pues, la población de El Campo se estabiliza en torno a algo más de los 100 habitantes, manteniéndose de esta forma hasta mediados del siglo XX; el pueblo perdió su condición de ayuntamiento, incorporándose, con Lebanza, al de San Salvador de Cantamuda y permaneciendo así hasta fechas recientes, en que todos los pueblos de esta comarca se integraron en el municipio de La Pernía, con capitalidad en San Salvador. En el último tercio del siglo XIX comienza en Pernía la explotación de los yacimientos de carbón, algunos en el propio término de El Campo, y el trabajo en las minas se convierte en una fuente de ingresos complementaria para los habitantes de la zona. Pero a mediados del pasado siglo los cambios socio-económicos hacen que se vayan abandonando las formas de vida tradicionales y la emigración hacia los núcleos industriales es causa de que la población decrezca rápidamente. En 1980 todavía El Campo tenía 43 habitantes, pero poco más de un cuarto de siglo más tarde, según datos de 2008, tenía solamente 24 habitantes de derecho, de ellos 15 en el pueblo propiamente dicho, aunque aquí la población permanente es menor.

Turismo:

El Campo, como gran parte de los pueblos de la Montaña Palentina, está incluido en el "Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina" y uno de sus mayores alicientes turísticos es su bonito paisaje que nos brinda la oportunidad de contemplarlo practicando el senderismo y recorriendo sus atractivos parajes.