CABOALLES DE ARRIBA: A MIS VECINOS DE CABOALLES QUE SE DEDICAN A CUIDAR...

A MIS VECINOS DE CABOALLES QUE SE DEDICAN A CUIDAR A ENFERMOS DE ALZHEIMER.

En general, “no estamos preparados para esto; de verdad, es imposible estar preparado para lo que se viene encima”. Ni el enfermo ni los que están a su lado (abuelos, padres, pareja, hijos e incluso amigos).

Cuando uno conoce al enfermo desde hace décadas, la transformación es imposible de creer al principio. Suele suceder que los enfermos de alzhéimer llega un momento en que ya no reconocen a las personas de su entorno.

Pero también es cierto a la inversa: Tú también dejas de reconocer a la persona enferma de alzhéimer.

Se intenta actuar con la misma lógica que hasta entonces, pero esa lógica la persona enferma ya no puede entenderla, ya que ha entrado en otro mundo. Te imaginas que basta con hablarle más despacio, repetirle las cosas, tener paciencia... ¡Pero ya no es así!

Por eso la enfermedad de Alzheimer es tan traumatizante para su entorno.

De repente te verás compartiendo techo con un desconocido y tendrás que aprender a vivir con ello, sabiendo que ya no podrán mantener conversaciones ni compartir ideas ni ilusiones. Esa persona, a pesar de estar físicamente presente, vive en un universo mental aparte.

La conmoción es tan fuerte que llegarás a dudar incluso de ti mismo y en algunos momentos no sabrás ya si quien tiene el problema es la persona afectada o si lo eres tu.

El trauma de una vida de la que ha desaparecido toda lógica

El enfermo puede decidir levantarse en plena noche para ir a hacer la compra o, por el contrario, buscar su pijama para acostarse a las once de la mañana. Meter los restos de comida en el frigorífico, esconder las llaves, decidir de golpe marcharse a vivir a otro lugar e irse sin haber preparado nada...

Poco importa lo que le digas, lo que piense o lo que haga, ni siquiera quién eres tu: eso ya no va a influir en absoluto en los actos de la persona afectada. Puede que le tome por su cónyuge, su padre, su hermano... puede que le haga jugarretas, maldades o que incluso le pegue.

Si se trata de su padre o su madre, el único modo de afrontar con algo más de serenidad este drama es decirse a sí mismo que tiene que ocuparse de él o ella de la misma manera que se habían ocupado de ti cuando eras niño, sin ofenderse porque montase en cólera, hiciese tonterías o reclamase atención constante.

La enorme diferencia, por supuesto, es que, en el caso de un niño, esos comportamientos son acordes a su edad y su conducta va evolucionando día tras día como parte de su crecimiento y proceso de maduración.

¿De qué valen los consejos difundidos por tantos medios?

Multitud de libros, sitios web, organismos y asociaciones ofrecen consejos para los cuidadores de enfermos de alzhéimer:

• Tómese descansos con regularidad, deje al enfermo al cuidado de alguien para no desmoronarse y váyase de vacaciones cada cierto tiempo.
• No se aísle, pida ayuda, acérquese a algún grupo de apoyo.
• No se cree falsas expectativas cuando el enfermo de repente parezca acordarse de algo que había olvidado, pues forma parte del proceso de la enfermedad.
• No se sorprenda de los cambios profundos de carácter y personalidad, pues son normales. No se tome como algo personal las maldades que el enfermo diga o haga.
• Si el enfermo ha olvidado que una persona de su entorno había fallecido, no vale de nada recordárselo. Le causará tristeza y, de todos modos, volverá a olvidarlo.
• Plantéese la posibilidad de llevarlo a alguna institución, está en su derecho, y puede que sea más seguro para el enfermo.
Todos estos consejos (y hay muchos más) son útiles.

Es necesario conocerlos y seguirlos cuando uno se ocupa de una persona que sufre alzhéimer, pero son limitados en la medida en que no ofrecen ninguna respuesta al desconsuelo de las personas que cuidan de un familiar afectado de alzhéimer.

Nuestro apoyo, cariño y comprensión siempre son bien recibidos.! ANIMO!