Es la última en construirse de las cuatro
fachadas de la seo burgalesa.
En las enjutas, dos parejas de ángeles muestran, de nuevo, esos mismos
escudos.
En el centro del primer cuerpo se abre el vano de la
puerta. Sobre elevado zócalo, arranca un
arco de medio punto rematado con ancha arquivolta. La arquivolta está decorada, en su interior, con
esculturas de
santos. Sobre ella, siete ramos de
flores. Rodean la puerta dos
columnas clásicas con decoración renacentista y dos
calles exteriores de gran desarrollo en altura. En cada una de ellas, dos
hornacinas superpuestas con sendas
estatuas. A la izquierda,
san Juan Evangelista y san Juan Bautista, patronos del promotor de la obra. A la derecha, Santiago y san Andrés.
Rematan las calles laterales los escudos heráldicos de los Fonseca y de la
Catedral, mostrando también la participación del cabildo en la promoción de la
portada. El
escudo de la
familia Fonseca presenta cinco estrellas. El segundo, es el jarrón de azucenas de María.
En las enjutas, dos parejas de ángeles muestran, de nuevo, esos mismos escudos.
Separa el primer y segundo cuerpo un entablamento decorado con grutescos. Este segundo cuerpo está dividido, a su vez, en dos niveles. También separados entre sí por un segundo entablamento, similar al anterior.
En el inferior, dos relieves narran los martirios de los santos juanes. Una vez más, se representa a los santos patronos del obispo Juan Rodríguez de Fonseca. A la izquierda, la decapitación de san Juan Bautista. A la derecha, san Juan Evangelista en la caldera con aceite hirviendo.
Remata el segundo cuerpo un
frontón semicircular. En su interior, se representa al comitente, Juan Rodríguez de Fonseca. Está arrodillado ante una
Virgen con el Niño sobre elevado pedestal. Al otro lado, tres ángeles músicos completan la escena. Como fondo decorativo de esta composición, encontramos el característico escamado
Flanqueando el arco del remate, dos imágenes de san Pedro y san Pablo con sus respectivos atributos. Culmina la portada el
blasón del obispo promotor. Bajo capelo, con diez borlas a cada lado, las estrellas de la familia Fonseca
Toda la
fachada, queda enmarcada y protegida por un gran arco escarzano con casetones en el intradós. Fue añadido unos años más tarde, siendo ya obispo de
Burgos Íñigo López de Mendoza (entre 1529 y 1535). De nuevo, se nos repiten, en las enjutas del arco, los escudos de la Catedral y, en este caso, del cardenal Mendoza.