En la
fachada de la
puerta de
Santa María, El cuerpo bajo es el más sencillo y pobre, debido a las severas remodelaciones acometidas en él. El grave deterioro de la
piedra caliza, causado por la dura climatología burgalesa, motivó estas reformas en la
portada.
La intervención más significativa y, podemos decir, desafortunada no llegará hasta 1790. El arquitecto burgalés Fernando González de Lara desmonta prácticamente toda la estructura
gótica de este primer cuerpo y plantea una reforma integral. Para la puerta central diseña, en estilo neoclásico, un
arco adintelado, rematado por tímpano triangular. Sobre el tímpano, una estrella de David inserta en un círculo.
Intercalados en las tres
portadas se disponían cuatro
arcos dobles con
estatuas. Actualmente, solo se conservan dos. Cobijan estatuas barrocas que representan, según las inscripciones de la peana, a Alfonso VI y a don Asterio, a un lado, y a Fernando III y a don Mauricio, al otro. En teoría, los reyes y obispos que iniciaron las
catedrales románica y gótica de
Burgos. Aunque en el caso de Asterio no se correspondería ese dato con lo que nos dice la
historia.