AVILA: ¡La vida es bella!...

¡La vida es bella!
“Cuídala”

El motor de los humanos, es una de las maquinarias más perfectas de la creación, viene ya diseñada para hacer kilómetros y kilómetros sobre el asfalto a recorrer de la vida, sobre todo los primeros cuarenta años de su funcionamiento, sin más coste que un normal mantenimiento de uso, evitando toda clase de abusos y demás comportamientos que puedan perjudicar todo el movimiento sobre sus engranajes. Pero claro, también depende (Como es natural) del motor que hallan montado en cada una de nuestras carrocerías, unos son más duraderos que otros como todo en la vida, pero eso ya depende de la suerte asignada en su día por el mecánico “Supremo” a cada uno de nosotros los mortales.

A partir de cierto kilometraje, los motores empiezan a tener la necesidad de visitar de vez en cuando los talleres especializados, con mecánicos expertos en el oficio, si es que queremos que sigan funcionado, y a partir de la salida de dicho taller, quedar al cargo de una persona conductora responsable e interesada en dicho funcionamiento, y así podernos librar de sorpresas desagradables de las que luego sea tarde para podernos arrepentir y poder solucionarlo, pues una vez cometido el error, ya no hay marcha a tras, y yó, sobre el particular, puedo hablar con conocimiento de causa.

¡Sí, amigos! Este es mi caso, yo hasta los cuarenta años todo era potencia y furor, comía, bebía hacía de todo y nada me sentaba mal, siempre dispuesto para todo, día y noche, nada se me ponía por delante en fin, el hombre” invencible” sobre toda clase de adversidades. En el año ochenta todo empezó a cambiar en mi vida sin esperarlo ni previo aviso, y tuve que pasar por el taller de reparación, donde me descubrieron una pieza defectuosa, obstrucción en la “Carótida” superior izquierda que me llevó al “Quirófano” con la suerte de que se cogió a tiempo, y el magnífico equipo de médicos que me llevó.

A partir de ese momento, empezaron las restricciones, regímenes, pastillas a todas horas, caminar a diario para evitar coger peso, eso sí, verdura, mucha verdura. En fin, se terminaron las comilonas, bebidas fumar y todas esas cosas de las que tanto abusamos durante nuestros años jóvenes, y así hasta el año 2004, eso no quiere decir, que de vez encunado nos permitamos alguna salidita del surco como se suele decir, (pero sin que sirva de precedente) para poder seguir disfrutando de la vida en unión de nuestra familia y amigos que es lo más importante. Ah! Y gracias a la asistencia de la mecánica que se me asignó que no era otra que mi mujer que si no……estoy completamente convencido, que sin la cual me hubiese sido difícil o más bien imposible, haber llegado al lugar y condiciones en el que en estos momentos me encuentro.

Llegó el año dos mil cuatro, aquí ya la cosa se puso algo más seria, regresado de las vacaciones de verano (Durante las cuales ya había yo notado algo raro) por la noche mientras me encontraba en la cama, según del lado que me tumbase oía un soplido raro sobre el oído derecho, que por mucho que cambiase de postura el zumbido seguía sonando, yo intuía y me suponía todo lo peor pero claro, yo me resistía aceptarlo, le echaba la culpa algún roedor, como la casa era vieja… pero claro al regresar a la ciudad, el ruido seguía sonando, esto era ya más preocupante. Acudimos a la consulta del especialista a la que ya estaba citado con anterioridad, recibiendo la noticia de que la citada “Carótida” se había cerrado por completo, yo le dije al médico que con volverla abrir todo seguiría igual que antes, a lo que me respondió (sin cortarse lo más mínimo ni pararse a pensarlo un momento) que no, que esto se había terminado. No se como pude tomármelo tan normal, posible mente por la mano que me echó el todo poderoso, le di la mano y le dije, Dr. hasta aquí hemos llegado, pero claro esto fue en caliente, una vez de haber recapacitado un poco la cosa empezó a cambiar, en compañía de mi mujer cogimos el Autobús, nos cogimos de la mano y ninguno de los dos despegamos los labios durante el trayecto a casa, fue un momento durísimo y digno para olvidar.

Aquel mismo día me ingresaron por urgencia para meterme en el quirófano a lo que saliera, o sea, que no me daban posibilidad alguna de salir de dicho trance, ¡pero el milagro surgió! Y a las once de la noche ya estaba operado saliendo hacia adelanta sin complicaciones gracias a Dios, después de habérmelo puesto tan mal, lo que quiere decir que no había llegado mi hora, según el cirujano que me operó, la cosa fue bastante complicada, pero lo importante fue que se consiguió, por lo que podía seguir entre los míos, los cuales estaban todos esperando verme aparecer en la unidad de recuperación.

Después de todo lo relatado y poder agregar algo más a mi historial clínico por si era poco lo pasado anteriormente, el veinte del presente mes en curso, fui intervenido de cataratas, (aunque esto es más llevadero que todo lo anterior) de cuya operación estoy convaleciente en estos momentos. Y aquí seguimos con ilusión y más ganas de vivir cada día en unión de mi familia, para poder disfrutar con ellos el más de tiempo posible que Dios pueda concederme.

¡Si amigos! La vida es bella como digo en el título del presente escrito, merece la pena cuidarla y para ello hay que cuidarse, yo tengo la gran suerte de tener una familia que están siempre pendientes de mi, hijos, nietos y en especial mi mujer (que no me pasa una) está constante mente pendiente de todos mis movimientos, y eso es muy importante y muy de tener en cuenta, sin ella y sus cuidados, creo firmemente que mi nave no hubiese llegado jamás a buen puerto, pero eso sí, eso no basta, tenemos que poner todos algo de nuestra parte, para que como digo, la nave pueda llegar al final del trayecto del recorrido marcado.

Y ustedes se preguntarán, ¿Que nos quiere decir este con todo esto? Pues algo muy pero que muy sencillo e importante; que nunca por nada en el mundo debemos desesperarnos ni tirar la toalla como se suele decir en términos pugilísticos, no todo es comer, beber, fumar y todas aquellas atrocidades y abusos de las que todos los jóvenes hemos sido protagonista en algunas de las ocasiones, no, la vida es mucho más que todo eso, lo más importante es la salud y conformidad del momento, saludar a la hora de levantarte cada mañana con alegría optimismo y esperanza, de alcanzar un nuevo día para disfrutar, y dando gracias a Dios por tan valioso regalo, aunque solo sea por el mero hecho de seguir respirando, olvidarnos de todo lo malo pasado y jamás volver la cara atrás, no, para atrás ni para tomar impulso como se suele decir, conformarnos cada uno con lo que nos ha tocado vivir, y dar gracias por seguir en este maravilloso mundo disfrutando de cada instante entre las personas que queremos, eso si es importante, el resto no tiene mayor importancia ya es página del pasado, solo es saber que tienes que acostumbrarte y acatar las circunstancias tanto favorables como adversas en las que vivamos en cada momento.

Con esto no pretendo dar a nadie lecciones ni formulas de comportamiento y nada por el estilo, solo es una expresión de mi forma de afrontar la realidad, y en todo caso, si con ello puedo animar o ayudar alguien que lo necesite por encontrarse en semejantes circunstancias, solo le digo que tenga siempre presente el enunciado del presente escrito “La vida es Bella” Cuídala y te cuidarás tú al mismo tiempo que es lo más importante.

Santander, domingo 29 de marzo 2009
El abuelo.


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