ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

¡Que no sé nadar!, 13, Rue del Percebe
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Erase una mañana de primavera cuando los hombres de la tercera edad salen a tomar el sol y se cuentan unos a otros como han pasado la noche.

El Faustino le pregunto al Ricardo como habia pasado la noche:

Y este le dijo que no muy bien,

¿Pues que te ha pasado?, tengo un peso en semejante parte, y cuando me sube para arriba parece que me ahogo, y cuando se me baja para abajo parece que me muero.

Pues coge el coche de línea por la mañana y ves a el especialista a Madrid a que te mire ... (ver texto completo)
Los dos hermanos confiesan que son cristianos, y pretenden adoctrinar a los que asisten al juicio, en la verdadera religión. Son cruelmente apaleados, pero en pleno suplicio muestran sus rostros llenos de alegría por la gracia de poder dar su sangre por Jesucristo. Y de este modo, pasan delante de Cecilia, que pronto les seguirá en el camino del testimonio sangriento. Valeriano había amado de verdad y en el cielo, junto con su esposa, participa en el eterno banquete de gloria al Cordero. En la tierra, ... (ver texto completo)
Después será su valentía y decisión ante el prefecto Almaquio.
Pronto su esposo probará su espíritu y la profundidad con que siente su nueva vida. Primero dedicado intensamente a la caridad para con los pobres, compitiendo con Cecilia en su ya famoso desprendimiento.
Y no tarda en conseguir tiempo después la conversión de su hermano Tiburcio, que sigue su mismo camino. Así Cecilia puede presentar a los dos hermanos como sus más preciadas coronas del día de sus esponsales, como el fruto de su amor y de su sabiduría...
Vuelve presuroso al tálamo nupcial, y descubre a su esposa en oración, con un ángel a su lado, más resplandeciente que el sol y ofreciendo a los dos una guirnalda de parte del Esposo de las vírgenes. Valeriano adora, cree, goza. Con la esposa.
Valeriano, enamorado, no duda de Cecilia, se le confía, se convierte, y va en busca de la iglesia en su Cabeza, el Papa oculto. Éste le instruye en el misterio y, tras pedirlo insistente, le administra el santo bautismo.
Cecilia pronuncia extrañas palabras. Un ángel guarda su virginidad; le invita a colaborar con el ángel, le promete ver también él al ángel si antes es lavado por un baño sagrado.
Luego viene el momento del encuentro con el esposo. Valeriano se acerca a Cecilia con toda la ilusión de su juventud, con toda la satisfacción del amor conquistado.
La narración es suave e insinuante. Durante el banquete nupcial Cecilia, preparada anteriormente con larga oración y ayuno, sin dejar de participar en el bullicio y la alegría, entona su cántico de confianza: Que mi corazón permanezca inmaculado.
Y el poema es cantado cada año por toda la Iglesia, en el oficio divino en honor de la santa esposa. Valeriano entra como segundo personaje, el convertido, el amante brioso, pero íntegro, que no duda en renunciar al goce sensible para unirse con ella en el amor supremo, el amor que salva y los une a los dos con Dios y en Dios.
Hasta la Rua del Percebe, 13, he venido para darte los buenos días, Eufra7.
¿Cómo va el día por Valencia? Por Barcelona bastante bien.
Ya he visto que fuisteis a visitar a Justi y lo pasasteis estupendamente. A ver si os animáis, ponéis un poco más de gasolina y os
venís para Barcelona. ¡Total, desde Valencia no cuesta ná...!
¡Madre mía! Doce añitos solamente tenía yo cuando nació 13, Rue del Percebe...
Quien me iba a decir a mí que un 26J del año 2016 estaría aquí, "metida en harina" en estas nuevas tecnologías mientras espero la hora para ir a VOTAR. Esta vez quiero estar entretenida y "no reflexionar", pues a lo mejor si lo hago... me vuelvo atrás y... ¡No quiero, no quiero, y no quiero. Quiero votaaaaarrrrr!


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