Queridos amigos que habéis llegado a este foro para conocer algo de Luey.
Ahora os voy a hablar de nuestra iglesia. Como veis, escribo iglesia con minúscula, porque me refiero al edificio, al templo que semanalmente nos acoge para la celebración de la Misa. También nos acoge cuando surge algún acontecimiento alegre o triste en el pueblo: bautizo, funeral, matrimonio, etc. (aunque en este último año, durante mi servicio como párroco, no he tenido aún ninguno).
La iglesia de todo pueblo:
Sabéis que en occidente, especialmente en Europa, una de las características más salientes de la arquitectura de nuestros pueblos es la iglesia, que suele estar al centro, como madre que desea acoger en torno a sí a sus hijos. Aunque es un edificio religioso, ha venido prestando a lo largo de los siglos una función civil de importancia. Sus campanas colocadas en la parte más alta de una torre no sólo han llamado a la oración y a congregar a los cristianos, sino que en algunas épocas sirvieron para dar avisos importantes: aviso de incendio, aviso de extravío de alguna persona o animal, aviso de llegada de alguna autoridad, etc. Para cada uno de estos eventos tenía su peculiar modo de sonar. Es posible que los más veteranos de nuestros pueblos recuerden aún el sonido lastimero con que avisaban el fallecimiento de algún vecino. La familia avisaba al sacristán y éste hacía el repique correspondiente. Entonces la gente se movilizaba y salía a recibir información: ¿quién ha sido? ¿Qué ha pasado?
Si los pueblos estaban próximos, estos avisos llegaban a los pueblos más cercanos, que sintonizaban inmediatamente y se ponían al corriente de los “acontecimientos” más próximos. Eran las campanas, como ahora es el teléfono o el telediario vecinal. (Continuará)
Ahora os voy a hablar de nuestra iglesia. Como veis, escribo iglesia con minúscula, porque me refiero al edificio, al templo que semanalmente nos acoge para la celebración de la Misa. También nos acoge cuando surge algún acontecimiento alegre o triste en el pueblo: bautizo, funeral, matrimonio, etc. (aunque en este último año, durante mi servicio como párroco, no he tenido aún ninguno).
La iglesia de todo pueblo:
Sabéis que en occidente, especialmente en Europa, una de las características más salientes de la arquitectura de nuestros pueblos es la iglesia, que suele estar al centro, como madre que desea acoger en torno a sí a sus hijos. Aunque es un edificio religioso, ha venido prestando a lo largo de los siglos una función civil de importancia. Sus campanas colocadas en la parte más alta de una torre no sólo han llamado a la oración y a congregar a los cristianos, sino que en algunas épocas sirvieron para dar avisos importantes: aviso de incendio, aviso de extravío de alguna persona o animal, aviso de llegada de alguna autoridad, etc. Para cada uno de estos eventos tenía su peculiar modo de sonar. Es posible que los más veteranos de nuestros pueblos recuerden aún el sonido lastimero con que avisaban el fallecimiento de algún vecino. La familia avisaba al sacristán y éste hacía el repique correspondiente. Entonces la gente se movilizaba y salía a recibir información: ¿quién ha sido? ¿Qué ha pasado?
Si los pueblos estaban próximos, estos avisos llegaban a los pueblos más cercanos, que sintonizaban inmediatamente y se ponían al corriente de los “acontecimientos” más próximos. Eran las campanas, como ahora es el teléfono o el telediario vecinal. (Continuará)