Gerva, cuando me casé en el año 1985, en mi viaje de novios pasé por Madrid en mi primer tramo. Una de mis obsesiones fue ir al Café Gijón pues conocía bien su relevancia intelectual en las épocas pre y después franquista. Entré con Susa y nos tomamos un café. Allí vimos a Alfredo Landa, que al margen de sus muchas interpretaciones en las "españoladas" de la época (ya decadentes entonces) le tuve una gran admiración por su interpretación en la película El Crak y El Crak II. Me impresionó y vi como ... (ver texto completo)
Miguel, que bueno contando anécdotas, sí señor, la del Café Gijón del año 1985 no tiene desperdicio. Claru que entonces los que veníamos de "provincia" es lo que teníamos, qué éramos unos "mirlos" para cualquier "cazatalentos", porque "cantábamos" con esa inocencia que desplegábamos en nuestro rostro de sorpresa, tema superado en los jóvenes de ahora que al estar "tan viajados" desde temprana edad están bien entrenados para éstos menesteres.
Hay que recordar que aquellos años ochenta fueron la explosión de la movida madrileña y el barrio de Chueca, donde en una parte de su periferia está el Café Gijón, fue uno de su máximos exponentes por donde comenzó abrirse la válvula de escape que durante tantos años de dictadura estuvo bien cerrada sin posibilidad de expresión. En el barrio de Chueca desde comienzos de los ochenta se ha ido estableciendo y asentando el movimiento de homosexuales y lesbianas, que por cierto mantienen el barrio antiguo de Madrid como un verdadero paraíso de limpieza y convivencia con generaciones de ancianos que aún siguen habitando en los pisos de antiguas rentas.
Por Chueca quedan unas tascas típicas de Madrid donde se toman buenos aperitivos y allí todo el mundo convive en sana armonía. En mis largas caminatas por Madrid, a veces paseo por su barrio y me gusta observar como cuidan los detalles y su vanguardista decoración, gente especialmente sensible que lo manifiestan en sus creaciones.
Miguel, otru día que te pases por los Madriles repetimos en el Café Gijón a ver quién te sale, que los maduritos también estamos de moda, jejeje
Un abrazu amigo ... (ver texto completo)
Hay que recordar que aquellos años ochenta fueron la explosión de la movida madrileña y el barrio de Chueca, donde en una parte de su periferia está el Café Gijón, fue uno de su máximos exponentes por donde comenzó abrirse la válvula de escape que durante tantos años de dictadura estuvo bien cerrada sin posibilidad de expresión. En el barrio de Chueca desde comienzos de los ochenta se ha ido estableciendo y asentando el movimiento de homosexuales y lesbianas, que por cierto mantienen el barrio antiguo de Madrid como un verdadero paraíso de limpieza y convivencia con generaciones de ancianos que aún siguen habitando en los pisos de antiguas rentas.
Por Chueca quedan unas tascas típicas de Madrid donde se toman buenos aperitivos y allí todo el mundo convive en sana armonía. En mis largas caminatas por Madrid, a veces paseo por su barrio y me gusta observar como cuidan los detalles y su vanguardista decoración, gente especialmente sensible que lo manifiestan en sus creaciones.
Miguel, otru día que te pases por los Madriles repetimos en el Café Gijón a ver quién te sale, que los maduritos también estamos de moda, jejeje
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